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México (18 de noviembre).-
Un tatuaje en la mano, videos que captaron sus agresiones y un modo de operar singular fue lo que delató a un presunto violador serial, el cual fue capturado por agentes de Investigación.
Un rasgo particular de su modo de operar era que escupía en los glúteos de las víctimas, usaba generalmente navajas, actuaba en una zona específica y sus víctimas compartían rasgos físicos, por lo cual especialistas de la Fiscalía de Delitos Sexuales realizaron un perfil.
Hasta ahora, según la Procuraduría capitalina, a Ricardo Antonio, de 20 años de edad, se le vincula con 16 violaciones, 9 de ellas ya acreditadas.
Con el seguimiento que se hizo a través de cámaras particulares y del Gobierno local, la PGJ lo ubicó en la Colonia Lomas de Padierna, que coincidía con el domicilio de un ex reo que cubría el perfil de violador.
En conferencia, el Procurador capitalino, Rodolfo Ríos, explicó ayer que el detenido presuntamente se apoderaba de teléfonos celulares, dinero e inclusive de la ropa de las afectadas, esto con el fin de evitar que lo siguieran y pidieran ayuda.
REFORMA dio a conocer el caso, después de que la Policía creara una alerta -apoyada con retratos hablados- para la identificación del sospechoso.
“Esta persona atacaba a sus víctimas en la zona alta de Tlalpan, sometiéndolas con una navaja y obligándolas a caminar con él, aparentando que eran parejas.
“Seleccionaba a sus víctimas tomando en cuenta su edad -jóvenes- y su complexión delgada; trasladaba a las mujeres a parajes con maleza o a vehículos abandonados, donde realizaba sus ataques sexuales”, explicó Ríos.
Acorde con la Procuraduría, los nueve casos donde está vinculado el violador serial están confirmados por estudios en genética, además del reconocimiento directo de las agraviadas.
El imputado contaba con antecedentes penales por robo a transeúnte, abuso sexual y narcomenudeo.
Según las pesquisas, los ataques comenzaron en 2012, pero el 28 de abril de ese año fue arrestado e ingresado al Reclusorio Oriente por robo.
El 1 de junio de este año, el joven obtuvo su libertad y las agresiones volvieron a la zona alta de Tlalpan bajo el mismo esquema del sospechoso.
Al ser analizados esos datos, la PGJ supo que había altas posibilidades de que fuera Ricardo Antonio, por lo cual montaron vigilancias en dos domicilios, hasta que fue capturado.