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México (30 de diciembre).-
Al menos 19.74 por ciento de estudiantes capitalinos de entre ocho y 17 años de edad presentan síntomas de depresión derivados del estrés que causa el exceso de cargas académicas, el acoso escolar y familiar, destaca un estudio de la Facultad de Psicología de la UNAM.
El estudio, encabezado por Verónica Alcalá-Herrera se realizó en escuelas públicas y privadas de la zona metropolitana de la Ciudad de México y en él participaron dos mil 786 niños y jóvenes.
Los indicios aparecieron en mayor medida en la etapa prepúber (púber: pubertad, primera fase de la adolescencia) que en los adolescentes (pospúber), señaló Alcalá-Herrera en un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los niños con características depresivas suelen mostrarse irritables, desatentos, aburridos, con trastornos del sueño y falta de apetito, pues sus sentimientos no se relacionan con su conducta y ésta no refleja su tristeza.
“Por eso se dice que la depresión infantil se encuentra enmascarada. Sus señales suelen confundirse con otros desórdenes de la conducta y el diagnóstico es complicado”, destacó la experta.
Las manifestaciones más específicas aparecieron en los pospúberes, quienes reaccionaron con llanto, tristeza evidente, baja autoestima, aislamiento y poco contacto con su familia o amigos.
“Si los prepúberes con indicios de depresión no son atendidos, manifestarán síntomas de depresión severa en la etapa pospúber; en tanto, si los pospúberes no son identificados y atendidos, también tendrán alta probabilidad de ser adultos depresivos”, advirtió.
Para hacer un diagnóstico acertado, precisó la psicóloga, es necesario saber qué es la depresión, además de que cualquiera puede sentirse “depre” toda vez que el término se utiliza de manera popular.
Sin embargo, señala que se trata de una enfermedad en la que una persona no puede resolver la situación, “su mente se encuentra obstruida por pensamientos negativos y pesimistas”.
Esta situación en la investigación hizo que el concepto “depresión” fuera complejo, puso a los especialistas en una encrucijada: ¿pueden presentar depresión los bebés o los niños pequeños?
Algunos datos indicaron que hay conductas vinculadas con la sintomatología depresiva en ellos. Un ejemplo son los bebés que viven en orfanatos, quienes presentan talla y peso menor, además de mostrar un atraso en su desarrollo psicomotor.
Recomendó reflexionar sobre las condiciones familiares, sociales y escolares, así como las formas para prevenir y disminuir la sintomatología depresiva.
“Nuestro objetivo es enseñarles a resolver problemas cotidianos. Con nuestra ayuda serán adolescentes y adultos capaces de enfrentar los retos de la vida”, finalizó la investigadora.