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México (3 de enero).-
(Informador) Una vida. Eso es lo que ha pasado para Saúl Hernández, vocalista de Caifanes, desde que la banda lanzó su último disco inédito al mercado, allá por 1994. El reencuentro de la agrupación (ocurrido en 2011) trajo su sonido de vuelta a los escenarios, aunque con una asignación pendiente, la de crear nueva música para el grupo. Y para el músico, ese momento llegó.
Saúl no es un músico convencional, ni siquiera cuando se trata de atender a los medios. No es de esos que toma la llamada u ofrece una entrevista para dar respuestas robóticas o sacadas de un boletín. Comienza la charla con este diario “piropeando” a Guadalajara, una ciudad donde afirma que “siempre encuentro un cobijo muy particular. Me siento aceptado, bienvenido, escuchado. Cosa que agradezco a esta ciudad. Y aparte de ser un gran ejército de aliados, es un público bien informado, con el que siempre puede tener un puente de comunicación bien interesante. Que te exige, que te critica. Es padre”.
La plática toca los esperados nuevos sonidos de Caifanes, banda donde se encuentra acompañado por Sabor Romo, Alfonso André y Diego Herrera.
—Desde una perspectiva musical y personal, ¿qué te deja un 2016 donde la lista de músicos fallecidos fue larga?
—Fue un año difícil. Se cerraron muchos caminos desgraciadamente, muy dolorosos además; 2016 fue el año en el que mucha música murió, pero se abrieron otros sonidos, porque es la ley de la vida. Los que se fueron, muchos grandes maestros, lo hicieron luego de abrir nuevos caminos para los jóvenes, un camino indestructible.
—Hablando de caminos, ¿cómo va tu sendero creativo?
—Con muchas ganas de crear y entrar al estudio, para trabajar ahora sí en un nuevo disco con Caifanes. Me siento en un instante donde la curiosidad es muy grande y el miedo al abismo se va haciendo más corto. Me imagino que para mí y mis compañeros es un momento muy interesante.
—Para emprender esta aventura con Caifanes, ¿tuviste que poner en pausa algo?
—Mi faceta en solitario (con el disco “Mortal”) que fue muy generosa en 2016. Siento que ese lado de mi carrera se solidificó, se hizo muy real. Tuve la gran suerte de presentarme en muchos lugares y estar acompañado por mucha gente. Pero el tiempo no me da para hacer ambas cosas. Decidí darle pausa a mi proyecto, meterme con Caifanes. Continuidad a lo que es necesario.
—El haber podido trabajar en solitario en 2016, ¿fue clave para que ahora te sientas en sintonía para hacer nuevas cosas con Caifanes?
—Sí, pero creo que aplica con todo el grupo. Todos los que de alguna manera estamos haciendo proyectos paralelos, con Caifanes los vamos complementando, se nutre. Llegas con energías diferentes, con un aprendizaje.
—Hablando de “Mortal”, de lo que viene con Caifanes, lo que antes hiciste con Jaguares, ¿cómo mantener siempre abierta tu vena creativa?
—Es cuestión de tener ganas de crecer y crear. Siempre me he sentido curioso, y cuando tienes eso, te animas a navegar en varios arrecifes creativos. Es como cuando cuando buceas entre cavernas y dejas que te lleve, que te deje ir.
Tienes que permitir que el sonido te lleve, no lo puedes tener en tus manos. Esa es la llave que me ha permitido descubrir otras dimensiones de la música.