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México (13 de febrero).-
De visita en Los Ángeles, California, el líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, anunció que si en los próximos días el Gobierno de México no interpone una demanda ante la ONU en contra del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por violación de derechos humanos y por racismo, lo hará su partido.
Este domingo, el tabasqueño encabezó una asamblea informativa en la Plaza Olvera, ubicada en el corazón de Los Ángeles, donde se refirió a la política antimigrantes que emprendió el magnate neoyorquino desde que se instaló en la Casa Blanca.
En su opinión, el discurso de odio y la cizaña de Trump en contra de los inmigrantes, en particular, los de nacionalidad mexicana, obedece a una calculada y fría estrategia política que le permitió ganar la presidencia y que ahora busca mantenerlo en el gobierno.
Ante ello, López Obrador se pronunció por que las acciones de protesta y denuncia vayan más allá del ámbito internacional y se inicie una labor de información al interior de Estados Unidos,
para demostrar a los estadounidenses que votaron por Trump, que están siendo víctimas de la manipulación y el engaño, pues México está lejos de ser el país que, de acuerdo con el magnate, se ha aprovechado de Estados Unidos.
“Es urgente comunicarnos con la población más golpeada por la recesión económica. Hay que explicarles con argumentos la causa de la crisis que les afecta; debemos hacerles ver que si ellos no tienen trabajo, buenos salarios y bienestar, no es por culpa de los migrantes, sino por el mal gobierno que castiga a los de abajo y a las clases medias y beneficia únicamente a los potentados.
“Debemos explicarles, por ejemplo, que ante la crisis del 2008 se buscó primero salvar a los organismos financieros en quiebra y dejaron para después a los ciudadanos; tenemos que hablarles de la mala distribución del ingreso, pues mientras ellos pagan impuestos elevados, los más ricos contribuyen muy poco”, aseveró.
Asimismo, López Obrador señaló que la generación de empleos en EU no depende únicamente de que las empresas permanezcan en su territorio, sino de muchos otros factores que deben darse a conocer a los estadunidenses.
Por ejemplo, señaló, “las fábricas más grandes instaladas en México son de inversionistas o empresarios estadounidenses que exportan mercancías y ganancias a Estados Unidos y que dejan muy pocos beneficios en empleo y en impuestos en nuestro país; que muchas empresas están automatizadas y pueden aumentar la producción sin uso intensivo de mano de obra”.
“Esgrimiendo razones podemos convencer a la población afectada por la crisis que sin odios ni rencores, es posible construir mejores sociedades en ambos lados de la frontera, con el ideal de la justicia y de la fraternidad universal”, consideró.