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A unos cuantos días de concluir la campaña electoral podemos empezar a sacar conclusiones. Quiero presentar a mis ciberlectores las primeras seis, de mi parte, que pueden aumentarse y enriquecerse con tus opiniones:
Una) El desánimo ciudadano y el consiguiente descrédito de partidos e instituciones que dejó las elecciones del 2006 se ha profundizado. Lejos de enmendar en su actitud omisa, las instituciones electorales la han reforzado. Los partidos acuden a esta elección sólo como “estación de paso” para el 2012, con candidatos desdibujados, grises y sin propuestas para la ciudadanía. En los próximos tres años el descontento ciudadano puede tornarse en INGOBERNABILIDAD.
Dos) Los PODERES FÁCTICOS (grupos corporativos empresariales, Iglesia, Ejército, Sindicatos, etc.) se despacharon con la cuchara grande en las candidaturas (lo mismo en el PAN, el PRI, PANAL, Verde, PSD) y han podido influir de manera definitiva en el desarrollo de las campañas, en la fijación de la agenda de la próxima legislatura y, por supuesto, en la defensa y el avance de sus posiciones y de sus intereses a costa del interés general.
Tres) Como sucede en Yucatán, los grupos que gobiernan han realizado un derroche cínico de recursos económicos y han dejado en claro que tienen bajo su control el proceso electoral y a todas las instancias encargadas de regularlo. Para la sociedad es ahora un hecho confirmado que el proceso electoral es sólo un proceso de LEGITIMACIÓN SOCIAL, cuyo desarrollo y desenlace está en manos de los dueños del espectáculo. La sociedad NO TIENE POSIBILIDAD DE ELEGIR NADA, sólo de ratificar.
Cuatro) La sociedad mexicana supo construir frenos y contrapesos para resistir, primero, para derrotar, posteriormente, a un partido hegemónico, pero bajó la guardia, dejó de resistir cuando se instauró la competencia electoral y el sistema de partidos. Ahora, ante la perversión del sistema electoral, ante el comportamiento faccioso de los partidos, la sociedad civil se encuentra desarticulada, incapaz de presentar un frente suficientemente cohesionado a la actuación disolvente de los partidos y la actitud omisa de las autoridades.
Cinco) El proceso de desmantelamiento del presidencialismo autoritario (1986-2000) se fincó, fundamentalmente, en el crecimiento y en la organización de la sociedad civil. Pero hoy, la resistencia contra el “arreglo” electoral no proviene de LA SOCIEDAD CIVIL, en general. En Yucatán, perdieron su perfil crítico (y hasta opositor) las agrupaciones empresariales, los colegios de profesionales y sus tentáculos estudiantiles, las damas indignadas y los grupos de desayunantes, bueno, hasta el Diario de Yucatán (y más, después del frentazo de Campeche y la Lotería) se ha mostrado condescendiente con el PRI-gobierno y con sus excesos electorales.
Seis) La velocidad con que logró difundirse la propuesta del VOTO NULO nos confirma que hay hartazgo, sí, aunque éste sólo se encuentre en grupos pequeños y muy localizados de la sociedad. Lo que habrá de venir será la incubación de esa insatisfacción hacia formas más organizadas y con demandas más concretas. Lo que habremos de intentar será el amalgamiento del rechazo a la corrupción y al engaño que encarna el sistema electoral vigente con la fuerza de la sociedad movilizada.