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Por Federico Wilder
Dice el dicho que segundas partes nunca son buenas, pero siempre hay excepciones. No esperaba mucho de una secuela de “REC”, una exitosa cinta de horror española. El primer filme era una propuesta interesante para el género con el uso creativo del falso documental, que aunque no era un recurso nuevo se agradecía. Creer que sus directores, Jaume Balagueró y Paco Plaza, mantendrían el ingenio en una continuación de la historia parecía casi imposible. Pero estos tíos han vuelto a hacerlo y nuevamente me han dejado sorprendido y de paso muy aterrado.
“REC 2” es de esas contadas excepciones donde segundas partes consiguen superar a las primeras. El guión es brillantísimo y logra lo que para muchos es irrealizable: repetir una base argumental, reciclar escenarios, reutilizar formatos y, aún así, volver a funcionar. Asombroso, ese es el adjetivo exacto para definirle.
Hacer una secuela es una estrategia muy reiterativa en Hollywood. Responde siempre a una óptica mercantilista que busca recibir ganancias fáciles de inversiones seguras. Taquillazos garantizados por la repetición de fórmulas. Esa es la peor herencia que nos dejaron los años 80 y, como es de esperarse, los resultados de este cine-franquicia son bastante cuestionables. Prostituir las ideas es un oscuro negocio gringo que parecía haber seducido a Balagueró y Plaza. Pero la cinta evita caer en esos errores, le da una agradable vuelta de tuerca a su propuesta inicial y el horror es llevado a terrenos más sobrenaturales.
La historia arranca justo en el momento en que concluyó la primera película, pero es totalmente independiente de ella y los que no la vieron pueden disfrutar esta sin ningún inconveniente. Ahora seguimos la acción desde el punto de vista de unos policías que entran al edificio. Aquel que estaba infectado por un peligroso virus que se contagiaba rápidamente por sangre y saliva y que transforma a las personas en animales rabiosos. En sus primeros minutos se podría pensar que los directores van únicamente a repetir la misma historia pero con nuevas víctimas, a contarnos el mismo chiste para que pierda totalmente la gracia. Pero todo vuelve a girar una vez que descubrimos que el extraño virus tiene un origen sobrenatural. No eran infectados, son poseídos. El demonio se reproduce y viaja a través de los fluidos y la enfermedad no era más que una posesión. Que manera tan inteligente de poner a circular una idea. Llevar el argumento inicial de lo científico a lo fantasmagórico es el mejor acierto de “REC 2”. Permanece el formato de falso documental, es decir, una ficción disfrazada de realidad. La cámara en mano es imprescindible para darle una atmósfera realista a este perturbador relato metafísico de atmósfera claustrofóbica.
Un sistema de pequeñas cámaras colocadas en los cascos de tres policías sirve de pretexto para realizar un interesante montaje donde los cambios de punto de vista ayudan a incrementar el suspense. Las videograbadoras son los personajes principales de este filme, sujetan al espectador y lo arrastran a lo más hondo del relato, donde es imposible escapar.
Si la primera fue un triunfo narrativo esta es un triunfo estructural. La cinta está configurada por tres capítulos, cada uno protagonizado por una cámara: la de los policías, la de unos adolescentes metiches y la de una reportera que regresa de una sobrecogedora experiencia. Todos llevan su propio inicio, desarrollo y culminación y se unifican para llevarnos a un clímax y conclusión general. Se nota que los guionistas se pusieron a trabajar arduamente para poder urdir tan bien este entramado.
Quizá estos cambios de perspectiva del mismo hecho relajen un poquito la acción y vuelvan el ritmo un tanto irregular, pero no puede negarse el talento que hay detrás. Lo que sí es criticable es que aún tan trabajado, el guión deja algunos cabos sueltos, por ejemplo: la misión del sacerdote por obtener una muestra de sangre de la niña Medeiros no termina de cuajar en la trama. Además ¿Porqué unos policías estarían tan interesados en ayudarle aún a costa de sus propias vidas? Y ¿Porqué un sacerdote da órdenes en un operativo policiaco?
El empleo de situaciones intensas y los inesperados giros argumentales parecen ser la mejor especialidad de Balagueró y Plaza. El tema zombie es integrado con lo demoniaco sobrepasando nuevamente convenciones de genero. Con un mayor presupuesto que la primera, “REC 2” mantiene la eficacia de sus atmósferas en un empleo brillante de recursos técnicos. Hubiera funcionado mejor de haberle dado mayor cuidado al aspecto sonoro, ya que por momentos es ensordecedor y también desaprovecha muchas posibilidades de integrarse al ambiente pesadillesco del filme.
La película permanece en cartelera y es una muy buena opción para pegar brincos en la butaca. Sobre todo ahorita que vienen las festividades de muertos y nos encanta que nos atemoricen, aunque acabemos durmiendo con las luces prendidas.
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