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México requiere una revolución fiscal, no paliativos o cambios timoratos y mediocres. ¿Por qué nadie ve más allá de sus narices? Me refiero aquí a "nadie" de los que tienen en sus manos la posibilidad de hacer que las cosas funcionen en el país.
Tradicionalmente no nos llevamos el premio, como país, de pagadores de impuestos. Si encontramos maneras legales de eludir, las vamos a escoger. Hoy Calderón está enojado y les pide a las empresas que no escojan el camino de la elusión. Se parece a la petición de López Portillo de pedirles a los mexicanos, en 1982, que "nos nos saquearan".
Las empresas en todo el mundo existen para tener utilidades, para hacer crecer sus capitales. Y los capitales crecidos, como ya se sabe, sirven para hacer más empresas, generando, de pasadita, más empleos. No, no es el objetivo de los empresarios generar empleos. Por lo que al capital se refiere, en tanto menos le cueste hacer las cosas, más escogerá los caminos apegados a mayores ganancias.
¿Es posible conjugar esa dinámica empresarial capitalista con las necesidades de México como sociedad? Sí. Sí es posible.
Acaban de "descubrir" nuestros genios fiscales mexicanos, que las 400 empresas más importantes del país, están pagando en promedio el equivalente a 1.78% de ¿de qué? Aquí no estamos seguros. Se supone que deben pagar 28% sobre la utilidad neta. Esto quiere decir que si una empresa obtiene utilidades netas por 100 millones de pesos, pagará 28 millones de pesos al fisco.
Si esa misma empresa, para generar 100 millones de pesos de utilidades netas, debió vender 1000 millones brutos, entonces esos 28 millones representan 2.8% sobre sus ventas. Esto no parece tan lejano a lo que debería suceder. Por lo tanto, ese 1.78% que no le gusta a Calderón —ni a nadie, excepto a las grandes empresas— es sobre sus ventas globales.
Ese 2.8% es 1.78% hoy. Es lo que le molesta a Calderón. Esto quiere decir que una empresa que vende 1000 millones en un año, logra hacer movimientos fiscales para que parezca que sólo ganó —utilidad neta— 63 millones. Esas 400 empresas, en promedio, nos están diciendo que la utilidad neta de cada una de ellas fue de 6.3% sobre sus ventas. ¿Qué quiere decir esto? ¡Que es mal negocio hacer negocios! Sólo así llegamos a ese 1.78% que en promedio pagaron sobre sus ventas o ingresos globales.
¿Cómo no se molestaría Calderón con los empresarios? Suponemos que todos estarían más contentos si las empresas reportaran un promedio de 15% de utilidad neta sobre sus ventas. Si éste fuera el caso, entonces 28% de 15% nos daría un promedio de 4.2% en vez de 1.78%. ¡Las empresas brincarían de furia y se irían a otros países!
¿Qué es lo que proponemos? Decencia. Proponemos que el pago de los impuestos no se haga sobre la utilidad neta, sino sobre las ventas. Así de sencillo. Proponemos una tasa de 3% sobre las ventas globales. Sería un poco menos del doble de lo que hoy están pagando esas 400 empresas, pero haciéndoles un gran favor a todas ellas: se acabarían los "jueguitos" contables para ver cómo no pagar impuestos. Se ahorrarían, también en promedio, varios cientos de millones de pesos en lo que elegantemente llaman planeación fiscal, que no es sino encontrar los mecanismos que la ley permita para eludir el pago completo de los impuestos.
Pero lo más importante en esta forma de pagar impuestos es dejar de premiar la ineficiencia. Hoy en día pagan menos impuestos los que son menos eficientes para producir. La cantidad de impuestos que se pague no debe ser una función del grado de eficiencia, sino una función del total de ventas. El grado de eficiencia —la competitividad de cada empresa— es asunto de las empresas, no de la sociedad.
Lector, ciudadano: si crees que esta propuesta es positiva para tu nación, pasa a esta página y afírmalo: http://a7.com.mx/mexicompite, o bien, discútela y enriquécela en los foros de A7.