552 palabras
En nuestra ineficaz e improductiva democracia mexicana, los intereses facciosos y los poderes facticos que se imponen, son lastres que nos impiden un pleno desarrollo en nuestro sistema político. Parte fundamental que toda democracia desarrollada debe poseer, es una ciudadanía organizada, fuerte, competente, participativa, dialogante, que levante la voz para denunciar y exigir lo que los gobiernos no han sabido, querido o podido hacer. Desde ofrecer servicios básicos que todo estado debe proveer, como obras públicas, iluminación, mantenimiento de parques, hasta calidad en la educación, una economía competitiva, seguridad pública y políticas públicas sociales.
El trabajo de fortalecer a la Sociedad Civil y hacer una ciudadanía fuerte y participativa, debe surgir de múltiples actores que implementen diversas estrategias, una de las cuales, es el fomento desde el gobierno, del involucramiento de los ciudadanos en el diseño, ejecución y evaluación de políticas públicas.
Los Municipios y sus respectivos Ayuntamientos son las autoridades más próximas a sus gobernados, son estos quienes tienen mayor responsabilidad de incluir en su agenda pública programas y políticas dirigidas a fomentar la participación de su gente en su acción de gobierno, así como mecanismos para que la ciudadanía exprese sus legítimos intereses ante sus mandatarios y estos sean escuchados y tomados en cuenta.
Los partidos políticos, desacreditados y mal vistos por la sociedad debieran procurar cambiar esta imagen una vez elegidos para ser gobierno, la forma más deseable para que estas entidades cambien esta percepción social, es incluir en su agenda mecanismos y programas de empoderamiento ciudadano, mediante estrategias dirigidas a generar ciudadanía consciente, capacitada y organizada que gestione e incida en su acción de gobierno. Conviene al partido, al gobierno y a la sociedad en general que la ciudadanía conozca sus derechos, así como la organización y la competencia de las autoridades para que se gestionen intereses y demandas prioritarias para la comunidad de la que forman parte.
Es decepcionante que en nuestro entorno se hayan desvirtuado diversas políticas y programas de vinculación ciudadana, para fomentar el clientelismo político electoral con el fin de promover imágenes personales, desconcentrando y desatendiendo su principal tarea que es la generación de conciencia cívica autentica y empoderamiento ciudadano.
Lamentablemente, nuestra sociedad, se ha caracterizado por ser apática y desinteresada. Nuestros gobernantes, junto con otros actores sociales, tiene la responsabilidad de fomentar la participación de su gente, participación real, autentica, que mire a objetivos prioritarios y acciones concretas que mediante programas y políticas públicas, que observen el bien común, se beneficie en lo trascendental a los ciudadanos. No que obedezca a programas electoreros y clientelares, cuyo único objetivo es la promoción de la figura personal.
La sociedad civil organizada, tiene la responsabilidad de ser vigilante de los programas públicos de todos los niveles de gobierno, pero con especial atención a los gobiernos más próximos, es decir los Ayuntamientos, para evitar que en estos programas se desatiendan sus verdaderos objetivos, empoderar a la ciudadanía y lograr una democracia participativa eficaz.