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CHILPANCINGO, Guerrero, 31 de diciembre.- El Mandatario sustituto de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, “destapó” en un acto público ayer al Rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), Javier Saldaña Almazán, como aspirante a la Gubernatura, e incluso llamó a la sociedad a no votar en las próximas elecciones por “políticos delincuentes”.
El Mandatario sustituto de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez.
El Rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), Javier Saldaña Almazán.
El ex secretario de la UAGro que sustituyó desde hace dos meses al ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, luego de la masacre y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, se ha caracterizado por ser el principal promotor de las aspiraciones políticas del actual rector universitario.
Incluso, a principios de este mes, Ortega Martínez destinó tres millones de pesos del presupuesto estatal a la recién conformada Fundación UAGgro, que encabeza el secretario de Fomento Turístico en la Entidad, Sergio Salmerón.
El hecho se suscitó durante un acto oficial realizado a principios de este mes en el puerto de Acapulco, donde nadie cuestionó el posible conflicto de interés frente a la utilización de recursos públicos para beneficiar a una organización conformada por universitarios y comerciantes que promueven las aspiraciones de Javier Almazán al Gobierno de la Entidad.
Ahora, un acto realizado ayer en la mañana en la Alameda central de esta capital sirvió de foro para que Ortega Martínez refrendara su apoyo a las aspiraciones políticas del Rector de la UAGro.
En su discurso sobre la masacre del 60 realizada en Chilpancingo, el Gobernador hizo un llamado al movimiento social que respalda la propuesta de los padres de los normalistas de Ayotzinapa, en el sentido de cancelar las próximas elecciones, a “no sustraerse de la libertad de votar porque ha sido una conquista que ha costado mucha sangre”.
Luego pidió a la sociedad elegir bien y vigilar “con lupa” los procesos de selección de candidatos de los partidos políticos, con el fin de “que nunca más se vuelva a postular a un delincuente como el de Iguala”, expresó Ortega.
Enseguida, remató: “Yo siempre que pienso en esas fechas (electorales), algo pasa por mi memoria y me dice ahí hay un gran líder en la universidad. Ojalá los partidos y la sociedad pongan en esta coyuntura sus ojos en él”, dijo en referencia al rector Javier Almazán, quien estuvo presente en el acto público.
Ortega Martínez también señaló que la actual crisis político-social que se vive en la Entidad refleja “las grandes fragilidades del Estado mexicano”.
Por ello, pidió al Gobierno Federal evitar que el autoritarismo sea la salida a este conflicto.
“La crisis no es Ayotzinapa, la crisis es el Estado mexicano y sus fragilidades. Ayotzinapa fue el detonante”, planteó Ortega.
Además, el Gobernador sostuvo que desde hace 12 años el crimen organizado comenzó a penetrar todo el tejido social, no sólo de Guerrero, sino de todo México, a las instituciones en todos los niveles, pero particularmente en los municipios.
“El crimen organizado invirtió para lavar dinero y forjar fortunas emergentes; penetró en empresas, penetró a las instituciones, a los partidos políticos y no sólo se conformó con financiar campañas, también tomó la decisión de entrar a los partidos y postularse a sí mismos como candidatos. El caso emblemático es el del presidente municipal de Iguala”, acusó el Mandatario estatal.
También insistió en señalar que el conflicto de la crisis que tiene en vilo a la Entidad comenzó la trágica noche del 26 de septiembre en Iguala, y ello generó expresiones de coraje, pérdida de confianza y de credibilidad en las instituciones y sus gobernantes, “así como el dolor, el luto y la esperanza y fe de encontrar con vida a los muchachos desaparecidos en esa tragedia”.
Rogelio Ortega dijo que para poder reconstruir el tejido social en Guerrero y en el país primero se tiene que hacer justicia en el caso Ayotzinapa.
Enseguida, alertó contra las expresiones de autoritarismo de los políticos que en el pasado han ordenado al Ejército reprimir movimientos sociales, como ocurrió en el caso de la masacre del 60 en Chilpancingo y el 68 en Tlatelolco.
“No vayamos al extremo. Al extremo de pérdida de vidas humanas, al extremo de que este conflicto vaya a tener una solución autoritaria indeseable”, sentenció. (APRO)