México (3 de marzo).- En 1997, el investigador Arthur Aron de la Universidad de Nueva York desarrolló un experimento que buscaba estudiar las variables que llevan a una persona a crear intimidad con otra.

La postura del trabajo tomaba en cuenta que las relaciones interpersonales, sin importar que sean de amistad o de interés romántico, se forman a través de la cercanía, la intimidad o el conocimiento profundo sobre el otro; aunque estas son construcciones que toman tiempo en volverse solidas, se intento descubrir una forma de recrearlas mas rápidamente mientras se mantenía el aspecto significativo de las mismas.

Para esto se dispuso a un grupo de personas que entrarían a una sala de preguntas (lugar silencioso que mantenía un sistema de audio y vídeo para recopilar la información), por pares las personas realizarían un cuestionario que consistía en 36 preguntas desarrolladas específicamente para lograr tratar las áreas mas sensibles, y supuestas creadoras de intimidad y confianza, entre estos extraños de forma gradual empezando por aspectos interesantes y terminando con pensamientos profundos y situaciones personales.

Después de este experimento se encontró que el desenvolvimiento y las interacciones que influyen en la construcción de una relación profunda no depende del tiempo que se haya conocido a alguien sino de la intensidad con la que se ha conocido.

Algunas de las preguntas que perfilaban en el cuestionario son: Si pudieras elegir a cualquier persona en el mundo… ¿A quién invitarías a cenar? ¿Te gustaría ser famoso? ¿De qué forma? Para ti, ¿cómo sería un día perfecto? ¿Tienes una corazonada sobre cómo vas a morir? ¿Hay algo que hayas deseado hacer desde hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo has hecho ya? ¿Cuál es tu recuerdo más valioso? Si supieras que en un año vas a morir de manera repentina, ¿de qué forma cambiaría la vida que llevas ahora? ¿Por qué? ¿Qué importancia tiene el amor y el afecto en tu vida? ¿Cómo de cercana y cariñosa es tu familia? ¿Crees que tu infancia fue más feliz que la de los demás? Comparte con tu interlocutor un momento que te causara gran vergüenza. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste delante de alguien? ¿Y tú solo? Comparte un problema personal y pídele a tu interlocutor que te cuente cómo habría actuado él o ella para solucionar esa situación. También, pregúntale cómo cree que te sientes respecto al problema que has contado.

Al finalizar la prueba muchos de los participantes lograron hacerse amigos de sus compañeros de entrevista, incluso existió una pareja que termino por casarse después de seis meses de haber concluido este experimento.

Las preguntas están enfocadas a tratar con los aspectos emocionales que presenta un individuo de forma cotidiana y que normalmente no contaría de forma abierta o que no compartiría rápidamente con cualquier persona; a través del relato de sus miedos, deseos, problemas y la exposición de sus pensamientos profundos, los participantes lograron reducir el tiempo de vinculación significativa con sus parejas.

En España, se recreó este experimento y los resultados fueron bastante parecidos a su primera ronda de prueba hace 18 años.- (El Semanario)