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México (19 de julio).- ¿Pasas largas horas dando vueltas en la cama antes de poder quedar dormido? ¿Eres de los que se despiertan con cada pequeño ruido de la noche? ¿Te cansaste de atraer al sueño con infusión de lechuga?
El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño y mantenerse dormido. Se caracteriza por largos periodos de ausencia de sueño a pesar de haber realizado actividad física y cognitiva, que resultan desgastantes y se presentan despertares nocturnos con dificultad para volver a dormir. De acuerdo con el doctor Reyes Haro, director de la Clínica del Sueño de la UNAM, una de cada tres personas en México tienen insomnio. Aunque el insomnio puede deberse a muchas causas, entre ellas estrés, ansiedad, depresión, alteraciones orgánicas o por ciertos medicamentos, en la actualidad, nos encontramos en la época del síndrome de fase retrasada del sueño.
Este síndrome, presentado especialmente por la población joven, consiste en la privación voluntaria de sueño con la finalidad de realizar otras labores, por ejemplo preferir actividades como chatear, ver televisión o hablar por teléfono, antes que dormir -aún cuando se tiene sueño-. “Creemos que podemos acostumbrarnos a dormir menos de lo que nuestro cuerpo requiere, pero no contamos con la deuda de sueño que comenzamos a generar”, explica Reyes Haro. Un adulto promedio requiere un mínimo de siete horas de sueño diarias; en las ciudades se acostumbra dormir incluso menos de seis horas y hacia el fina de la semana, las personas acumulan hasta once horas de deuda de sueño, propiciando con esto la fatiga constante, la perdida de concentración, el mal humor y problemas cognitivos.
Las cifras indican que son muchas las personas que necesitan atención especial del sueño, sin embargo, el número de pacientes que buscan ayuda médica es reducido y aproximadamente el 70 por ciento de la población que sufre de algún trastorno del sueño queda desatendido. Otro fuerte problema relacionado a este trastorno tiene que ver con el medicamento proporcionado por parte de los centros de salud pública, y en ocasiones por algunos médicos particulares, el cual no está diseñados para tratar específicamente el insomnio.
Los medicamentos contra el insomnio que se usan en México se caracterizan por pertenecer a una línea de tratamiento que ayuda a otras enfermedades, es decir, aun cuando mantienen efectos secundarios que pueden ayudar a conciliar el sueño, no están diseñados específicamente para esto. La mayoría de los medicamentos ofertados para tratar la falta o perdida de sueño son ansiolíticos o relajantes musculares que no satisfacen las necesidades de sueño profundo que tiene el individuo. Como indica el experto, “no solo se trata de quedarse dormido, sino de lograr un sueño que logre descansar de lleno al organismo”. Los fármacos más usados en el país para tratar el insomnio son principalmente benzodiacepinas, productos sedantes como diazepam, clonazepam, bromazepam y lorazepam; productos que generan altos grados de resistencia, por lo que el individuo tiende a caer en adicción y posteriores fases de abstinencia.
“Existe un desconocimiento generalizado de los efectos adversos del medicamento que se proporciona, muchos de estos químicos originalmente están diseñados para tratar problemas de ansiedad, para funcionar como poderosos sedantes e incluso para combatir la epilepsia” explica el doctor Reyes. Estos medicamentos se han usado desde hace 70 años, desde su invención y han permanecido en las listas del sector salud como parte de los medicamentos que entran en el cuadro básico de medicamentos para el insomnio, aún cuando desde hace 20 años ya no son la primera opción para su tratamiento.
De acuerdo con la clínica del sueño de la UNAM, éstos medicamentos solo logran agravar el trastorno del sueño llevando a los pacientes al terreno del insomnio crónico, mantienen un estado de aletargamiento constante, pues tardan hasta 72 horas para ser liberados por el organismo, alteran el sueño profundo haciendo que la persona pierda la capacidad para soñar -y con esto llega la pérdida de memoria- y además comienzan a presentarse fuertes problemas psíquicos y cognitivos.
Los medicamentos para el insomnio que han demostrado mayor efectividad reduciendo la tasa de riesgos son: zaleplón, enzopiclona y zolpidem -éste ultimo es el único que existe actualmente en México-. Estos medicamentos han sido diseñados para tratar específicamente los trastornos de sueño y no mantienen contraindicaciones para su uso. El cambio de un medicamento a otro debe de ser supervisado por médicos competentes, las pastillas para el control del insomnio no deben de ser consumidas sin recomendación clínica y se debe consultar con el doctor si la falta de sueño responde a un fallo orgánico o anímico, puesto que ésto dará paso a la terapia que cada sujeto deba seguir.- (Agencias)