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México (2 de diciembre).-
A pocas horas del referéndum, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, intentaba salvar el hundimiento del barco reformista en el que se encuentra. Dos estrategias de comunicación impulsaba de manera urgente a través de medios de comunicación: asegura que la consulta no es sobre su persona y lanza un SOS a los emigrantes italianos votar para revertir los números de las encuestas.
“Yo soy mucho menos importante que la reforma constitucional”, expresó Renzi tratando de eliminar su figura de la mente de los italianos, al menos todo el domingo próximo. Durante varios meses el primer ministro asumió que el resultado de la consulta equivaldría a una calificación sobre su gobierno. En enero, los números eran alegres para Renzi. Tanto, que reforzó la idea de que él pasaría a la historia de Italia como reformista.
Al paso de los meses los números cayeron. La que es cierto es que el referéndum medirá la fuerza del primer ministro y su apuesta por convertir su figura en un icono reformista en un país que acumula 65 gabinetes desde la Segunda Guerra Mundial.
En dos soportes se sostiene el contenido del referéndum. Primero, Ranzi quiere eliminar dos terceras partes del Senado para evitar redundancia burocrática respecto a la Cámara de diputados, ya que ambas cámaras toman decisiones similares. El segundo eje toral de la consulta el reforzamiento del Estado frente a las Regiones.
Los italianos, que están hartos del despilfarro político, en teoría podrían estar a favor de suprimir una importante carga burocrática en el Senado, sin embargo, su molestia en contra del establishment, les obliga a mirar hacia otro lado.
Para muchos italianos, en el referéndum aparece el fantasma de Berlusconi; un ajuste de cuentas a destiempo, quizás. Pero también aparecen los cisnes negros del Brexit, de Trump o de la misma Bruselas. El crucero del mal humor, al parecer es global.
Los opositores de Renzi se unen de manera increíble con la sociedad. No sorprende el cómico Bepe Grillo con su Movimiento Cinco Estrellas, quien logró escalar hacia la cúspide de la montaña política, criticando a la política. Fue Grillo quien pudo convertirse en primer ministro en las pasadas elecciones ya que su movimiento fue el más votado, sin embrago, su repudio hacia la política, le obligó a echar reversa en su avance espectacular. La desesperación de Renzi lo ha llevado a suplicar a los italianos que viven en el exterior a salir a votar. El primer ministro asegura que dos tercios de la mayoría de los italianos residentes en el extranjero podrían llevar el Sí a la victoria.
Existen 4 millones de electores italianos con posibilidad de votar en el exterior, de los cuales, 1.1 votaron en las elecciones generales de 2013. Pero quizá la comparación no es objetiva ya que la atracción hacia las urnas en unas elecciones generales es diferente a la de un referéndum.
Renzi convirtió el referéndum reformista a una especie de plebiscito sobre su persona al diseñar una narrativa en contra del populismo. Beppe Grillo atajó la provocación asegurando que Renzi parece el protagonista de la película “La banda de los honestos”, donde Toto era el líder de una banda de falsificadores. De acuerdo a Grillo, Renzi ha falsificado la idea de que con la desaparición de las dos terceras partes del Senado, la situación en Italia cambiará radicalmente. Gane o pierda el domingo, el caso de Matteo Renzi servirá para analizar hasta qué punto enfrentarse con el populismo en su propio terreno puede provocar que sea el propio populismo quien termine marcando la agenda.
Los críticos señalamientos en contra de Renzi, han llevado a Beppe Grillo a escribir en Facebook que “si me quieren demandar, mañana estaré en Palermo”.
Al parecer, y a diferencia del Brexit y de las elecciones en Estados Unidos, el domingo habría una sorpresa en sentido contrario porque al día de hoy las encuestas revelan que Renzi perderá.