583 palabras
México (9 de diciembre).-
Donald Trump y el líder sindical de la empresa de aires acondicionados Carrier empezaron una guerra que, temen expertos, podría extenderse a otros sindicatos.
El miércoles por la mañana, Chuck Jones, dirigente local de los trabajadores, criticó al Presidente electo estadounidense por inflar de 800 a mil 100 la cifra de trabajos que el republicano retuvo en la armadora de Indiana, la cual tenía planes de mudarse a Nuevo León.
“Exageró el Presidente electo Trump”, señaló Jones, representante de United Steelworkers 1999 a CNN.
“Está diciendo que ya no se perderá ningún empleo por traslados a otro país, y creo que convendría ser más honestos”, añadió.
Ante esto, Trump lo atacó a través de la red social Twitter acusando al representante del sindicato de un pobre desempeño.
“Si ‘United Steelworkers 1999’ hubiera servido para algo, ellos hubieran mantenido esos empleos en Indiana. (Debería) pasar más tiempo trabajando y menos hablando. Y reducir cuotas”, publicó Trump.
El republicano había anunciado que llegó a un acuerdo con la empresa para retener en Indiana mil 100 empleos que irían a Nuevo León, a cambio de incentivos locales por 7 millones de dólares distribuidos anualmente.
Jones, por su parte, dijo que 300 de los empleos mencionados eran plazas de ingenieros que no estaban en peligro.
Para expertos como Raymond Hogler, profesor de administración de la Universidad Estatal de Colorado, el enfrentamiento de Trump con Jones es un mal precedente y permite atisbar lo que cree será una amplia guerra entre el magnate inmobiliario y los sindicatos estadounidenses.
“La posición de Trump está directamente opuesta al movimiento sindical; es muy incompatible con los trabajadores en general, aún cuando esta es la gente que lo apoyó”, dijo Hogler a REFORMA, en referencia al alto porcentaje de trabajadores que votaron por Trump en lugares como Ohio o Indiana.
“Pero lo que hizo Trump fue saltar de lleno y otorgarles una gran cantidad de dinero a la compañía. Y no tomó en consideración necesariamente las necesidades de los trabajadores de una manera amplia. Porque sí, salvó algunos empleos pero hay otros temas laborales ahí”, dijo el profesor Hogler.
En caída desde 1980, cuando 23 por ciento de la fuerza laboral de EU estaba representada por un sindicato, actualmente sólo 11 por ciento de los trabajadores están sindicalizados.
Previendo una avalancha de regulaciones con Trump a favor de los patrones así como diversas decisiones en las Cortes que los amenazan, los principales sindicatos del País salieron en defensa de Jones
“En lugar de estar atacando aquellos que trabajan para evitar que salgan empleos (del País) el Presidente Electo debería…poner atención a su propio hotel en Las Vegas…que está rompiendo la Ley por no negociar con sus empleados recién sindicalizados”, dijo Richard Trumka, el presidente de la AFL-CIO, la principal central sindical de EU en referencia a una propiedad del magnate Trump.
Ayer mismo, el líder demócrata en la Cámara alta, Chuck Schumer, anunció la creación de una base de datos para monitorear que Trump cumpla con su promesa de campaña de evitar la salida de puestos laborales de Estados Unidos.