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México (8 de diciembre).-
Los agentes del Servicio Secreto dijeron a los trabajadores de Carrier que esperaran, por lo que Chuck Jones se sentó en la sala de conferencias de la fábrica por casi tres horas, esperando a que llegara el presidente electo, Donald Trump. Él ya está acostumbrado a este tipo de suspenso.
Hace siete meses, en un mitin de campaña en Indianápolis, Trump prometió salvar los empleos de la planta, la mayoría de los cuales estaban programados para ser transferidos a México. Luego el empresario ganó la elección, y los mil 350 trabajadores cuyos salarios estaban en juego comenzaron a preguntarse si cumpliría con su promesa.
Jones, presidente del sindicato Obreros Siderúrgicos Unidos 1999, el cual representa a los empleados de Carrier, se sintió optimista cuando Trump anunció la semana pasada que había entablado un acuerdo con la compañía matriz de la fábrica, United Technologies, para preservar mil 100 de los empleos de Indianápolis —hasta que el líder del sindicato escuchó de parte de Carrier que únicamente 730 de los trabajos de producción se quedarían y 550 de sus miembros, al final de cuentas, perderían su fuente de sustento.
En la reunión del 1 de diciembre, en la que Trump se suponía que daría a conocer los detalles del acuerdo, Jones esperaba que ofreciera alguna explicación.
“Pero se paró ahí enfrente”, dijo Jones el martes, “y, por alguna razón, nos mintió a todos”.
Frente a la multitud de unos 150 supervisores, trabajadores de producción y reporteros, Trump elogió a Carrier. “Ahora se conservarán —en realidad a más de mil 100 personas”, dijo, “lo cual es grandioso”.
Jones se preguntaba por qué el presidente electo pareció haber estado inflando la supuesta victoria. Trump y Pence, dijo, pueden darse el crédito de haber rescatado unos 800 empleos de Carrier, incluyendo puestos de personas que no están afiliadas al sindicato.
Sin embargo, de los cerca de mil 700 trabajadores en la planta de Indianápolis, 350 empleados de investigación y desarrollo nunca fueron seleccionados para abandonar sus puestos, dijo Jones. Otros 80 empleos, los cuales Trump pareció incluir en su cifra, eran puestos de oficina y de supervisión que no estaban afiliados al sindicato. (Un vocero de Carrier confirmó que los 800 empleos de la fábrica que habían sido programados para ser transferidos a México, se quedarán en Indianápolis). Y ahora el presidente electo estaba aplaudiendo a la compañía y dándole millones de dólares en exenciones tributarias, incluso mientras cientos de trabajadores de Indianápolis se preparaban para ser despedidos.
“Trump y Pence timaron a muchísima gente”, dijo Jones, quien votó por Hillary Clinton, pero dijo que la candidata “era la menos peor” en la contienda. “Por poco vomito en mi boca”.
Los voceros de Trump no respondieron a las peticiones del Washington Post para que comentaran al respecto.
A cambio de minimizar su mudanza de empleos al sur de la frontera, United Technologies recibirá siete millones en créditos tributarios de Indiana, los cuales se pagarán en plazos de 700 mil dólares cada año por el transcurso de una década. Mientras tanto, Carrier acordó invertir 16 millones de dólares en sus operaciones de Indiana. United Technologies aún planea transferir 700 empleos de la fábrica en Huntington, Indianápolis, a Monterrey, México.