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Ciudad de México, México, febrero 20 de 2017
México disminuyó su presupuesto federal en salud mental para este año, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha solicitado a los países que inviertan más recursos en este rubro, sobre todo si las naciones atraviesan crisis económicas, porque durante éstas tienden a aumentar las tasas de suicidio y depresión.
“Los países que enfrentan serios retos socioeconómicos tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental dentro de sus comunidades”, aseguró el doctor Shekhar Saxena, director del Departamento de la OMS de Salud Mental y Abuso de Sustancias, durante una conferencia en 2015.
El secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental sufrió un recorte de dos millones 131 mil pesos y los Servicios de Atención Siquiátrica de la Secretaría de Salud Federal (SAP), que administran reconocidos hospitales de siquiátrica como el Fray Bernardino Álvarez, Juan N. Navarro (infantil) y Samuel Ramírez Moreno y los Centros Comunitarios de Salud Mental, tuvieron seis millones 202 mil pesos menos de presupuesto federal con respecto al año pasado.
En 2016, se destinaron 936 millones 737 mil pesos para los SAP, mientras que este año, 930 millones 534 mil.
Se les recortó presupuesto federal a los Servicios de Atención Siquiátrica, a pesar de que las condiciones económicas en algunos hospitales como el Samuel Ramírez Moreno, ya eran muy precarias.
Por ejemplo, en el hospital Samuel Ramírez Moreno continúan cinco edificios vacíos, que desde hace cuatro años se terminaron de construir: uno de consulta externa, otro de administración, uno de urgencias, un auditorio y el laboratorio de neurofisiología.
“También servicios como el de ‘neurofisiología del sueño’ fue cerrado hace un año aproximadamente, con el que se diagnosticaban trastornos del sueño en niños, trastornos de la conducta y epilepsia”, aseguró al periódico Excélsior, un médico de base de ese hospital, quien pidió el anonimato.
Cuando la Auditoría Superior de la Federación (ASF) denunció que los SAP, por carecer de información sobre si, contribuyeron o no al mejoramiento de la salud mental de los 64 mil 52 pacientes que atendieron en 2013. “Y se cerró el servicio de consulta de neurología en niños, estudio con el que se identificaba el trastorno del movimiento, migraña y trastornos de la conducta”, afirmó el médico.
En México todavía existen diferentes opiniones entre los analistas sobre si el país está o no atravesando por una crisis económica, lo cierto es que hay varios síntomas visibles de una economía inestable: el gasolinazo, la mayor inflación en los últimos 18 años, la peor devaluación del peso frente al dólar en el siglo, la orden de Estados Unidos de construir un muro fronterizo y la constante amenaza de Donald Trump en contra del Tratado de Libre Comercio.
En la encuesta nacional hecha en octubre de 2015 por Consulta Mitofsky “México: depresión y estado de ánimo”, los entrevistados consideraron que la principal razón para que alguien se deprimiera eran los problemas económicos.
Un estudio del Inegi sobre suicidio alertó que existen factores sociales que predisponen a las personas a atentar en contra de sí mismas. En los jóvenes son problemas de índole laboral y económica, y en los adultos mayores, la ausencia de seguridad social y la pobreza.
“Claramente la población está hablando de una crisis económica que afecta el país”, aseguró Óscar Galicia Castillo, coordinador de la licenciatura en sicología de la Universidad Iberoamericana y doctor en Investigación Biomédica del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Sin embargo, la salud mental que debiera fortalecerse en estos momentos, sufrió un recorte presupuestal de más de 8 millones de pesos.
“La salud mental está olvidada en el país, representa sólo 2% del gasto en salud (debajo de la media mundial que es de 3.5%). Los servicios que el gobierno ofrece son insuficientes, escasos y están absolutamente rebasados”, denunció el doctor Galicia.
Tan sobrepasado está el servicio público de salud mental, que sólo hay un sicólogo y 1.6 siquiatras por cada 100 mil habitantes, y de los 544 establecimientos de salud mental ambulatorios del país sólo 30% cuenta con protocolos de evaluación y tratamiento, de acuerdo con el Informe sobre el Sistema de Salud Mental en México de la OMS y la Secretaría de Salud.
En 2011, el entonces secretario de Salud, José Ángel Córdoba, aceptaba en dicho informe que la salud mental era la mayor demanda de salud insatisfecha.
La indiferencia en este sector también ha traído como consecuencia que entre la población se desconozca cuál es el impacto de los trastornos mentales, a pesar de que en México, una de cada cuatro personas en comunidades urbanas había padecido alguno en 2013, según la ASF.
“No hay una cultura de salud mental. La mayoría de los mexicanos cree que un trastorno mental, una depresión o ansiedad se curan solos, que con el paso del tiempo es suficiente para subsanarlo. Lo que desconocen es que la depresión es trastorno severo y grave, que no es causado por un solo factor como la pérdida de un familiar o la crisis económica, sino que existe una predisposición a padecerla y provoca la disminución de uno de los transmisores en el cerebro, pero no se quita con el paso del tiempo ni mucho menos sin ayuda, se requiere de un tratamiento especializado para poder recuperar la salud o continuará agravándose la enfermedad”, alertó el doctor Galicia.
Un trastorno mental sin la supervisión médica va a desencadenar otra serie de enfermedades o incluso la muerte a causa de un suicidio.
“Se pueden destapar algunas fobias, miedo, ataques de pánico, problemas gastrointestinales. Es necesario que un especialista atienda los problemas de salud mental de lo contrario la gente seguirá enferma e infeliz, por esto es que la mayoría de los mexicanos vivimos continuamente insatisfechos”, advirtió Feggy Ostrosky, doctora en sicología de la UNAM.
El alcoholismo también es otra enfermedad que aparece entre la población que no fue canalizada a tiempo por un trastorno mental.
“Existen muchos indicios de cómo la población mexicana se autoayuda con el alcohol para tratar de salir de una depresión. Gran parte del consumo de bebidas alcohólicas está relacionado a disminuir los efectos de un trastorno mental. Los índices de alcoholismo entre la población masculina son elevadísimos”, dijo Galicia.
De hecho, dos de las cuatro principales causas de muerte entre los mexicanos de entre 35 y 44 años de edad, está relacionada con el consumo alcohol, según el Inegi.
“Los efectos económicos van a meter una presión importantísima a las familias y obviamente a lo largo del tiempo, se pueden elevar los índices de depresión”, concluyó.