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Caracas, Venezuela, febrero 19 de 2017
Miseria socialista. El hambre en los hogares venezolanos “avanza a paso de vencedores” y ver a grupos de personas comer de la basura dejó de ser algo extraordinario y se convirtió en rutina. Una rutina que el gobierno se niega a ver y aceptar.
En efecto, las últimas estadísticas emanadas de la Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi), divulgada el viernes por tres universidades que reflejaron datos sobre violencia, salud, educación y alimentación, dan cuenta de esta lamentable realidad: el 72.7% de los venezolanos perdió peso en 2016, un promedio de 8.7 kilos (9 kg entre los más pobres).
Maritza Landaeta, miembro de la Fundación Bengoa, y parte de la directiva del Observatorio Venezolano de Salud, enfatizó que el patrón de consumo alimentario cambió “radicalmente” producto de la crisis económica, la escasez de alimentos y la corrupción en las redes de abastos del Estado.
“Las hortalizas y los tubérculos han desplazado a proteínas como la carne (de res), el pollo, la leche y las grasas por el alto precio y la escasez”, explicó.
En su presentación ante periodistas, la especialista destacó que 9,6 millones de personas ingirieron dos o menos comidas al día el año pasado, sacrificando en buena medida el desayuno para arrancar el día.
Del 90% que desayunaba en 2015, bajó a 78.1% en 2016, según el estudio elaborado por las universidades Central de Venezuela (UCV), Católica Andrés Bello (UCAB) y Simón Bolívar (USB).
La encuesta, que se presenta cada año desde 2014, también ubicó un problema de salud pública inédito en el país hasta el año pasado: la desnutrición.
El 3.9% de la población presenta signos de desnutrición y malnutrición. Las embarazadas, los niños y las personas de la tercera edad son los más afectados por este mal, enfatizó Landaeta.
“Están llegando escolares con problemas graves de desnutrición en el sistema de salud”, apuntó.
El alto costo de los alimentos, además, impacta en los hábitos de consumo. 9 de cada 10 venezolanos consideran que no les alcanza el dinero para comprar comida.
De 87% que manifestaba no tener el ingreso suficiente para costear alimentos en 2015, la cifra pasó a más 93% en 2016, señaló el análisis.
Casi 49% de los venezolanos considera tener una mala calidad de alimentación al no poder variar las comidas y mantener las tres diarias.
El 25% califica de “deficiente” su ingesta de alimentos, de acuerdo con la investigación.
Landaeta indicó que la mayoría de la población consume menos de 2,000 calorías al día. Un fenómeno que ocurre en “países en guerra”.
Eso impacta en la salud de los venezolanos en problemas vinculados directamente con el patrón nutricional. Tal es el caso del 8.2% de la población venezolana que reconoce tener hipertensión arterial. Esto afecta en buena parte a jóvenes con edades entre los 15 y 24 años, según la Encovi.
En el trabajo hecho por El Estímulo, tres universidades venezolanas (UCV, UCAB y USB) presentaron la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) en la que divulgaron datos recientes sobre pobreza, violencia, salud, educación y alimentación. El hambre, conocida popularmente como la “dieta Maduro”, volvió a relucir en este estudio. Conozcamos sus cifras más importantes recogidas entre 2015 y 2016.
El estudio es de los pocos que muestras las consecuencias de la crisis económica y social que vive Venezuela y que se agudizó el año pasado. Organismos oficiales como el Instituto Nacional de Estadísiticas (INE) oculta desde hace más de dos años las cifras sobre consumo de alimentos, desde hace más de un año las de pobreza y casi un año las de desempleo.