684 palabras
Cecilia Flores Argáez es una ciudadana cuyo último trabajo con sueldo fue la dirección de comunicación social del Ayuntamiento de Mérida. Mucho antes de ser agraciada con esta posición —sus méritos le han de haber visto quienes contribuyeron a que allí se le colocara— ya había comenzado un "negocio". Algo que ella pensó alguna vez que sería un "súper" negocio, no cualquier cosa.
Y debe haber funcionado en un principio. Algunos "inversionistas" deben haber recibido sus "utilidades" alguna vez. De lo contrario, el negocio habría muerto hace mucho. Los ganadores corrieron la voz y otros, con dinero en mano —buscando "súper" negocios, libres de impuestos, además— acudieron y han de haber hecho cola. "Esa mujer está pagando 30 y 40% de réditos sobre lo que inviertes en menos de 2 o 3 meses..."
Corrió la voz de lo positivo. Muchos, ya con el dinero "depositado" en la nueva "fuente de la abundancia", se sintieron millonarios. Han de haberse comprado carros nuevos, han de haber viajado, etc. ¡Maravilloso! Habían encontrado la fuente del oro en la risueña huera, que gozaba, también, el prestigio de ser directora y de "comunicación social" en una administración política con una impecable trayectoria —viene desde el 1 de enero de 1991— de trabajo, buenas cuentas, eficiencia financiera y resultados. En fin, administraciones que demostraron que las gradas del carnaval podían levantarse del Paseo Montejo antes del amanecer de los miércoles de ceniza y que la propaganda política de toda la ciudad podía retirarse en menos de 24 horas a partir del día de la elección.
Más de uno ha de haber comentado: "No hombre, estás requete seguro... es una funcionaria delayuntamiento panista..."
Pero no cavilaron en el pequeño detalle de que una cosa es la vida y los negocios privados de un ciudadano, y otra, muy diferente, un puesto a sueldo en alguna entidad de gobierno, sea del origen paritidista que sea. El C. Presidente Municipal, don César Bojórquez, no tiene "nada qué ver" con los negocios de esa ex funcionaria y de otros —varios de ellos, aún no ex funcionarios(as)— también haciendo un trabajo y recibiendo un sueldo en esa entidad de gobierno de la ciudad de Mérida. Es forzado y estúpido tratar de convertir a los políticos en guardianes de la vida privada de los políticos-burócratas o de los burócratas-políticos.
Confiaron y pensaron varios inversionistas que, en fin, "en caso de algún problema... ahí tratarían de hacer que se ejerza presión sobre la neo banquera para que responda según las promesas..." Se les habrá de decir lo mismo que a los perdedores de Stanford: si han logrado amasar cientos de miles o millones de unidades monetarias, ¡ya han de estar grandecitos para saber en qué se están metiendo! Corrieron riesgos y perdieron. No le echen la culpa a nadie más que no sea ellos mismos y su "súper" banquera, que, como habrán visto, jamás tuvo garantía política del panismo, ni tenía por qué tenerla.