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Los privados que de forma tan atractiva ofrecen los cibercafés pueden haberse convertido en pequeños "hoteles de paso", incluso de tipo VIP.
En atención a una denuncia ciudadana realizada en la página electrónica de Artículo 7 (a7.com.mx) en la que se da a conocer la utilización de algunos cibercafés en el Centro Histórico de Mérida como pequeños "hoteles de paso" de parejas homosexuales, este semanario visitó varios de estos cibers en los cuales encontró, además de los conocidos cubículos en los que los usuarios pueden observarse, la oferta de privados especiales e incluso de tipo VIP donde se pueden realizar relaciones sexuales.
De acuerdo con la denuncia, en la calle 61, a unos metros de los Palacios de Gobierno y Municipal, operan varios "cibers" en los cuales a cualquier hora del día es posible encontrar a parejas de homosexuales teniendo relaciones en privados, ubicados dentro de estos negocios.
En la investigación realizada se constató que tan sólo en el tramo de la calle 61 entre 62 y 64 funcionan más de cinco cibercafés. La mayoría se encuentran polarizados, publicitan sus precios bajos y además, están abiertos 24 horas.
Estos negocios contrastan con otros de giro similar, ubicados en los alrededores de la Plaza Grande, que ofrecen sus servicios en establecimientos con puertas y cristales que dejan ver su interior y la ausencia de privados. Esto produce una interrogante con respecto a los locales polarizados totalmente: ¿cuestión de seguridad?
Uno de ellos por ejemplo, indica su tarifa de 15 minutos a $3.00, mientras que otro hace hincapié en que contiene cómodos privados. Llama la atención que casi ninguno tiene visible en su fachada un nombre comercial que lo identifique.
Los privados —con mucho auge entre los cibernautas de estos negocios— se utilizan para que el usuario pueda ver páginas pornográficas o de alto contenido sexual sin afectar a otros clientes o sin ser observados. Pero, al parecer, en estos casos se utilizan para algo más.
En el recorrido se encontró que no todos los cibercafés con apariencia sospechosa —con fachadas totalmente polarizadas— contienen algo extraño. En dos de los locales visitados con estas características se encontraron los cubículos individuales y abiertos en los que se puede ver lo que cada usuario realiza.
Varios locales más allá y con una mayor cercanía al palacio del Ayuntamiento, se descubrió otro sitio polarizado sin nombre o identificación.
Al entrar, descubrimos que contenía cubículos normales, semi-privados —con pequeñas puertas que no cubren del todo— y privados, con puertas de madera. Un anuncio junto al mostrador indicaba los precios que van de $13.00 por una hora de Internet, $15.00 por el privado y $18.00 por el área VIP.
Al preguntarle al empleado cuál era la sección VIP y cuál era la diferencia con el privado normal, éste comentó —al tiempo que esbozaba una sonrisa irónica— que la zona VIP era más privada y espaciosa, pero por el momento estaba ocupada.
Estos cubículos VIP no están a la vista: se encuentran en la parte de atrás, para darle mayor privacidad al cliente.
Cabe recalcar que este local está sumamente cercano a la tienda de artículos sexuales denominada Sexópolis, la cual, como indicó anteriormente a Artículo 7 la regidora de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Ayuntamiento de Mérida, Mercedes Estrada Mérida, no corresponde al centro histórico, porque está a la vista de niños y estudiantes y pudiera ser causa de promoción de otras actividades como la prostitución o la promiscuidad.
Quizá las facilidades de la actualidad para adquirir una computadora personal y el fácil acceso a internet, incluyendo los parques en línea, han generado una crisis en los cibercafés, algunos de los cuales se han visto obligados a cerrar.
En el centro de la ciudad aún se aprecian unos cuantos. ¿Será que necesiten algo más para hacer atrayente su negocio y recurren por eso a los privados VIP?
Lectura recomendada: Situación del tema en el D.F.
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Fuente:Wikipedia
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