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El alma reconoce la realidad sin tiempo y sin espacio. El alma es eterna y al tomar sustancia material comienza a vivir en la consciencia de cuerpo; entabla una nueva relación con el mundo físico: "cree" ser ese limitado y caprichoso ser, cree ser esa realidad restringida, ligada al cuerpo. El proceso de identificación ha comenzado: el alma se hará igual al cuerpo. Entonces se confunde y surge el ego, el falso yo, quien toma su papel, se compenetra con él y el Ser Real poco a poco olvida su dimensión infinita.
Vivir en consciencia de alma es aprender a reconocer el punto de unión entre el mundo corpóreo y el mundo sutil del alma, esa creación material y esa realidad inmaterial entre el mundo temporal y la realidad sin tiempo. Con el alma podemos estar en las dos dimensiones al mismo tiempo: la física y la trascendental. Esto es la consciencia de alma. Por eso se puede decir que somos seres bidimensionales. Con los 5 sentidos podemos ver, oler, tocar, oír, saborear. Con el alma percibimos lo intangible. El ser no es perceptible con los sentidos físicos: nadie ha visto al Ser con los ojos porque Éste no tiene dimensión física. Es una energía sutil, que solamente podemos sentir y experimentar mediante la intensión consciente de hacerlo.
El ruido del mundo físico, el continuo ir y venir, el trabajo, las responsabilidades, la diversión, los placeres y vicios de la vida cotidiana, constituyen un obstáculo para percibir la tenue existencia del mundo sutil del alma. Es por esta razón que para ir más allá de las limitaciones del cuerpo y del mundo físico, hay que hacer un alto en el camino y hacer un esfuerzo consciente por entrar en contacto con nuestro yo interior al mundo de la tranquilidad y la paz. Para ello es necesario desapegarnos de las actividades cotidianas y hacer un espacio para la introspección.
Cuando hacemos de la práctica de la consciencia de alma una forma de vida, cuando con la maestría del auto dominio se logra fijar la atención en el alma y no en el cuerpo, la búsqueda exterior se revierte y se restablece la consciencia del Ser Real. Se pasa de los cinco sentidos y del mundo físico al mundo incorpóreo del alma en solo un instante. La relación entre los mundos cambia, empiezo a "ver" las cosas en una nueva perspectiva. El mundo material se convierte en un escenario, como una obra de teatro de la cual participo. Ya no es el mundo físico el que determina mis acciones, sino que soy "Yo" quien "hace el papel" y quien "actúa" lo que sucede en el mundo físico. Igualmente, si el mundo físico me es adverso y me encuentro en medio de una guerra, la consciencia de alma me permitirá mantener la paz interior necesaria para sobrellevar la situación desagradable y hostil. Respondo en consciencia.
La consciencia de alma transforma nuestra vida y nos permite actuar de manera sensata y lúcida, evitando reaccionar inconscientemente ante los diferentes escenarios de la vida material. La consciencia de alma permite el surgimiento de una nueva percepción, más sutil; una nueva sensibilidad. Poder vivir en las dos dimensiones, física y espiritual, significa el desarrollo de la consciencia. A esto es a lo que Jesús se refirió cuando le responde a Nicodemo: "Quien no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos; lo que nace de la carne carne es; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu." (Juan 3, 5-6).
Necesitamos nacer de nuevo y aflorar a la dimensión del alma.
Shakti
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