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Brasil (14 de julio).- No ha existido persona más seria al ganar un trofeo que Leo Messi.
Al bajar de las escaleras de donde le acababan de entregar el premio al mejor jugador del torneo, el argentino no enseñó satisfacción alguna.
Se completa un año decepcionante como nunca antes lo tuvo en su vida. A la sequía de logros con el Barcelona se tiene que sumar este revés con la selección argentina y el dolor hondo de no poder cerrar el círculo para ser como Diego Maradona.
Apareció muy sonriente al principio para transmitir confianza. Su esposa Antonella y su hijo estuvieron en el estadio para apoyarle pero tuvieron que ayudarle a pasar esta decepción.
Ser el mejor jugador del torneo no vale si no se consigue el título. Luchamos mucho para llegar hasta acá y no pudimos, la verdad que se siente una gran tristeza.”
Para colmo, han comenzado nuevamente las pulsaciones polémicas sobre su estado de salud, pues volvió a tener arcadas y vómitos durante el partido, producto como ya se había dicho antes, de sus nervios.
Ni Messi pudo ante el colectivo alemán, y a pesar de eso recibió el Balón de Oro.- (Agencias)