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México (19 de marzo).- Hipólito Mora, es franco, no le da vuelta, encara su nueva faceta: “Yo de política no se ni madre”.
Empero, asegura que sólo a través del Congreso es como se puede realizar un cambio en la vida de los michoacanos.
El líder armado realizó un cambio radical: dejó las armas por la política. Fueron dos años de lucha armada, de encabezar a las autodefensas; de limpiar la región de los mañosos y malosos. Dos años, dos procesos penales.
Dos años, dos veces en “apando”, allá, en en el penal de “Mil Cumbres”, a 250 kilómetros de este vergel. Decenas de enfrentamientos, miles de casquillos, mucha sangre derramada, también lágrimas. “El gobierno no nos dejó otro camino que las armas.
No fue el más correcto, pero es lo que teníamos”, lamenta. Ya tiene un pie en la cámara baja. Va por las dos vías: en la plurinominal “arañó” la tercera posición de la quinta circunscripción. También va por la otra, la “de cuerpo a cuerpo”.
La competencia real será contra el PRI, representado por un anodino y gris político: Omar Noé Bernandino, impuesto desde el centro en turbia negociación. Un cordero, pues.
Es 18 de marzo, fecha histórica, emblemática, de orgullo nacional: expropiación de la industria petrolera nacional.
También es especial para Hipólito.
Entra en nuevo ruedo, un nuevo ring, donde las armas serán el diálogo, los argumentos, las propuestas, no las balas ni los rifles.
Y no llega improvisado.
Nos sorprende. Saca de la chistera la llamada Ley Federal de Autodefensas Ciudadanas.
El anteproyecto de ley pretende combatir la impunidad y corrupción en las esferas político-gubernamentales.
Y tenderá a convertirse en “verdaderos observatorios ciudadanos”.
Serán dos meses de campaña, en un terreno agreste, poco amable y confiable. 12 municipios en el epicentro del conflicto.
Es la tierra caliente y la región Sierra-Costa. Aquí nacieron las autodefensas; aquí se escribió la historia; aquí fue el principio del fin del poderoso cartel de Los Caballeros Templarios.
De hecho, anunció que solicitará el apoyo y protección del gobierno de la República. Acudirá a los protocolos de seguridad.
La situación así lo amerita. Durante las últimos días han circulando amenazas contra su persona en redes sociales. “Me tiene sin preocupación las amenazas”, lanza.
Tepalcatepec, Aquila, Aguililla, Coalcomá, Coahuayana, Buena Vista, Peribán, Tancítaro, Nueva Italia, Parácuaro y la cuna templaria: Apatzingán, serán agenda e itinerario del empresario limonero. Es el distrito más grande.
También el más pobre. Informes del CONEVAL indican que la región registra indicadores de 70 por ciento de pobreza, marginación y atraso.
Ello, pese a que la zona produce más de 70 por ciento de la producción agrícola. Mango, limón, sandia, aguacate, piña, pepino, melón, papaya, tamarindo.
Y lo de mayor valor agregado: mota, mucha mota. El perfecto caldo de cultivo para la semilla de la violencia y delincuencia.
En el parloteo entre reporteros, asegura que no será un diputado “levantadedos” ni “agachón”.
Pone como ejemplo sus dos años de lucha. Lucha en la que elevó la voz contra la ineficiencia del gobierno y encaró a los criminales.
“Daremos una lucha legal, sin echar bala ni hacer pleito. Todo será por la vía pacífica”, ofrece. Asume los riegos, pero dice que son necesarios y hay que enfrentarlos.
Es ecuánime entre el decir y el hacer. Acude al respeto de las instituciones, de la veda electoral, pero no calla ante la necesidad y pobreza de su gente, de su pueblo.
Hipólito Mora es marca registrada. Ya lleva punta en la campaña mediática, va mucho más lejos que sus competidores, en mucho.
Su nombre y figura rebasa fronteras.
Los medios lo buscan, él no los busca.
Es noticia.
Y lo seguirá siendo, desde la trinchera en la que luche. - (Agencias)