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México (4 de abril).- El párroco de Tlaxco, Tlaxcala, Hugo de la Rosa, aprovechó el Viernes Santo para convocar a los católicos a salvar a las familias de la desintegración y para cuestionar la unión entre parejas homosexuales.
Este día, al encabezar el Viacrucis, en el que participan mayoritariamente hombres que, sin ningún vestuario de época, cargaron una cruz, el sacerdote expuso que actualmente la realidad de las familias está fuera de lo que Dios y la Iglesia quieren.
“Salvemos a nuestras familias”, pidió.
Ante centenares de católicos indicó que, para la Iglesia, el matrimonio es el único sacramento que formaliza una familia y unión marital, pero exclusivamente entre un hombre y una mujer.
“No hay fundamento alguno para semejar la unión homosexual con el matrimonio.
“El matrimonio es uno, el matrimonio es entre un hombre y una mujer, el matrimonio es querido por Dios desde un principio como compromiso para toda la vida con amor compartido y generoso”, agregó.
Subrayó que los homosexuales son hijos de Dios y aceptados por la Iglesia, pero cuestionó que presionen y condicionen la ayuda a los países con tal de instituir políticas que contradicen la palabra de Dios.
“En nuestro tiempo han surgido grupos de estos hermanos (homosexuales) que promueven la abstinencia, pero también se escucha de aquellos hijos que han sido educados por parejas homosexuales, ¿se pondrán estos hermanos nuestros a considerar aquellas necesidades de aquellos niños que reclaman con derecho la presencia de un verdadero padre y de una verdadera madre?”, cuestionó.
Rechazó que los homosexuales adquieran el derecho de criar y educar hijos, porque no son la figura paterna adecuada.
Respecto de las parejas tradicionales, aseveró que hoy en día ven al matrimonio como esclavitud, tanto hombres como mujeres, porque temen a las normas, reglas, disciplina, orden y fidelidad.
“El matrimonio es una vocación, no todos sirven para el matrimonio, y esa vocación se acoge por una preparación de fe desde la niñez, por una opción madura y no solo por tradición, por cuestión legal o por costumbre”, apuntó.
Señaló que si los hijos huyen al matrimonio es porque son testigos de las faltas de respeto entre sus padres y la falta de amor, situación que provoca que los hijos también se nieguen a tener los propios.
“Qué bueno sería que los matrimonios animaran a los jóvenes, no los desanimaran, que se hablara no solamente de lo negativo y pesante que resulta ser la vida matrimonial, sino de los grandes valores que en él se viven, de los grandes bienes, gracias y dones que Dios concede en la vida familiar”, asentó.- (Agencias)