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Mérida (8 de julio).- Si ciertas señoras de la política ya declararon sus intenciones de ocupar el sillón presidencial de México, me tomo la libertad de una sugerencia: Elimina de tu discurso la frase “Porque soy mujer”.
Es más, si es posible, no hagas referencia a cuestiones de género.
Recomiendo encarecidamente no mencionar la sensibilidad de las mujeres, evitar las lágrimas, hablar sobre el poder femenino, asegurar que somos la fuerza que mueve al mundo, menos las grandes mujeres detrás del hombre y prometer la creación de centros donde “la ama de casa, la fuerza de la familia” pueda aprender un oficio.
La evolución política de nuestros tiempos exige que desaparezcamos esos clichés de género y que, aunque nos cueste aceptarlo, sólo significa que las mujeres somos las principales promotoras del machismo porque nos negamos a salir de nuestra zona de confort “femenina” y explotar todas nuestras capacidades.
Somos seres humanos del género femenino. Nuestra función en el mundo es complementarnos con el género masculino, no ser sometidas ni someter a nadie y mantener con orgullo las diferencias que nos dio la naturaleza. El empoderamiento femenino y el feminismo se ha desvirtuado muchísimo y continuamente olvidamos que somos seres complementarios.
Las mujeres no somos más sensibles ni menos corruptas ni todas nos derretimos ante historias tristes. Podemos llegar a ser realmente crueles y manipuladoras. Y si estás en el poder, no es tan recomendable tanta “sensibilidad” porque lo que se interpreta como sencillez es sumamente castrante para una gran parte de la población. A mí me causa repulsión. Creo que podemos cambiar la sensiblería por ecuanimidad y empatía.
Elegir una presidenta mujer no va a cambiar nada si el partido al que representa y su gabinete sigue con las mismas mañas corruptas. El ser mujer no es garantía de buen funcionamiento si la persona no cuenta con la calidad académica y moral para realizar cambios efectivos en el país.
Y un ejemplo lo tenemos en la famosa cuota de género, candidatas que no lograron los votos suficientes para ocupar un curul pero de todos modos lo consiguieron gracias a este procedimiento. Además, declaran que su victoria se debe “a que el gobierno se está dando cuenta de la importancia de las mujeres en el congreso”. Hágame usted el favor con esas frases tan trilladas.
En la política el género debe ser lo de menos. Si se toman malas decisiones y México se va al caño, a nadie le va a importar si fue una mujer o un hombre. El resultado es el que importa.