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Osvaldo Chávez1025 palabras
México (9 de noviembre).-
Todo el mundo los ha experimentado, pero ciertamente, no todos los experimentan igual. Los psicólogos evolucionistas aclaran que los celos son algo normal en las personas, propios del comportamiento del hombre desde tiempos inmemorables, no obstante, algunos clínicos afirmaran que los celos se balancean entre la delgada línea que divide lo normativo y lo patológico.
Esta emoción tiene su origen en aspectos como envidia, sospecha, desconfianza, ansiedad y deseo de proteger las posesiones/Imagen: Tumblr
¿Cómo es que la adaptación humana evolucionó en celos? Bien, esta emoción tiene su origen en aspectos como envidia, sospecha, desconfianza, ansiedad y deseo de proteger las posesiones -aunque usualmente se le atribuyen a la relación afectiva, lo cierto es que se presentan en todas las formas posibles de la dinámica humana-.
Aparecieron desde hace millones de años y ya los primeros homínidos que habitaron el planeta sentían celos.
Los machos protegían constantemente al grupo social y lo proveían con recursos para su subsistencia mientras que las hembras se encargaban de mantener la estructura social y criar a la descendencia. De acuerdo con teorías evolucionistas, los celos masculinos evolucionaron en orden a asegurar que las hembras no tomaran los recursos que les otorgaban y se los dieran a parejas que no priorizaran sus genes.
Sin embargo, se comprobó que los celos femeninos no provienen de las mismas estructuras y ellas presentaban una ansiedad hacia la traición emocional de su compañero pues éste podía tomar esos recursos y llevarlos con otra mujer, lo cual significaría una perdida para ella y para sus crías.
Los celos masculinos evolucionaron en orden a asegurar que las hembras no tomaran los recursos que les otorgaban y se los dieran a parejas que no priorizaran sus genes.
Los celos hierben fuertemente en mujeres y hombres por igual pero al parecer la diferencia radica en aquello qué da origen a que se presenten. Mientras que los hombres heterosexuales dan prioridad a la infidelidad física, el resto de las personas le conceden un lugar especial en el infierno a la infidelidad emocional.
Un estudio realizado a 64 mil estadounidenses descubrió que cuando se trata de infidelidad, los hombres heterosexuales suelen sentir mucho más enojo y frustración ante la infidelidad física de su pareja y la mayoría de ellos afirma “no soportar la idea de que su chica mantenga relaciones sexuales con otro.”
No así las mujeres heterosexuales, lesbianas, homosexuales, hombres y mujeres bisexuales, grupos que identificaron a la infidelidad emocional como mucho más dolorosa y angustiante. Estos mantienen el miedo de que su pareja pueda amar a alguien más -aspecto que los hombres heterosexuales no consideraban como preocupante-.
El estudio además permitió identificar siete tipos de infidelidad además de la sexual y la emocional, entre ellas se encontraban aspectos relacionados a la economía, a las relaciones sociales y familiares e incluso a actividades lúdicas.
####Entonces ¿qué son los celos? El deseo de poseer al otro siempre ha estado instaurado en nosotros, lo esta desde que el feto se encuentra en el vientre y mantiene la fantasía de ser uno con la madre, idea que no desaparece hasta los tres años de edad pero que se mantiene como el fundamento o el ideal -en mayor o menor medida- de nuestras relaciones significativas.
Cada bebé quiere la totalidad de la superficie materna, rodillas, regazo, pero no se contenta con esto, sino que además quiere desalojar hostilmente al otro de la parte de superficie de cuerpo materno que pretende. La madre puede animar esto o detenerlo, demasiado de uno o del otro generará daños en la forma que esa persona tenga para vincularse, así como los deseos, fantasías y expectativas que se mantengan acerca del contacto con un otro.
Mientras que muchos afirman que los celos tienen origen en la baja autoestima, los teóricos del psicoanálisis saben que esta explicación es un poco escueta. Definen sus inicios en la vinculación primaria que una persona sostiene (con mamá o papá) , así como con las frustraciones y complacencias que enfrentan.
Una persona, cuando bebé, o es mirada y atendida, o bien, es excluida y poco complacida. Todos estos factores promoverán que, en el individuo, se lleguen a desarrollar ideas patológicas acerca de sus vinculaciones y la forma en la que tiene que sobrellevarlas en orden a no perderlas o en orden a acceder a esa mirada/amor -y por lo tanto no regresar al punto en el que se sentía olvidado o desamparado-.
Inconscientemente, en aquellos seres que nunca pudieron acceder al completo sentido de vínculo se instauran ideas que van desde la culpa hasta la agresividad, pasando por pensamientos sobre la poca valía que tienen ( la única razón lógica -desde su fantasía- que explicaría ese descuido primario) o manteniendo ideas sobre los lazos afectivos basados en la violencia. En cualquier caso, se podría hablar de los celos como un acto compensatorio tanto para los que hacen de ellos una práctica constante, así como para quienes los aceptan.- (Semanario)