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México (28 de noviembre).-
Muchos han notado ciertos paralelismos históricos entre el debate actual sobre si acoger o no refugiados sirios y la difícil situación de los judíos en Europa cuando intentaban huir de los nazis en la víspera de la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, muchos estados de Estados Unidos han manifestado recelo sobre el recibimiento de asilados y han propuesto cerrarles las puertas y endurecer en extremo el proceso de admisión.
Esto no es nuevo. Durante el holocausto, Estados Unidos negó el asilo, por ejemplo, a la familia de Ana Frank, reportó The Washington Post.
El profesor universitario Richard Breitman lo reveló así en 2007, tras una investigación de documentos que relataban la lucha de Otto Frank ?padre de Ana- para conseguir las visas estadounidenses para su esposa, Edith, y sus hijas, Margot y Ana.
“Los esfuerzos de Otto Frank para conseguir que su familia se asilara en Estados Unidos chocaron con las restrictivas políticas de inmigración estadounidense destinadas a proteger la seguridad nacional y detener la afluencia de extranjeros en tiempos de guerra”, escribió Breitman.
El historiador dijo a NPR que los documentos sugieren que Ana Frank podría ser actualmente una mujer de 77 años viviendo en Boston, una escritora quizá.
En cambio, murió a los 15 años en el campo de concentración Bergen-Belsen, en Alemania.
Ni siquiera los contactos de alto nivel de Frank dentro de los círculos empresariales y políticos estadounidenses fueron suficientes para garantizar el recibimiento de su familia, pues el proceso era sumamente tardado y complicado, según evidencian más de 80 páginas de documentos descubiertos por el Instituto YIVO de Investigación Judía.
“La historia parece desarrollarse en cámara lenta a medida que uno revisa el minucioso intercambio de correspondencia transcontinental y de estado a estado. Muchas veces, las solicitudes de Otto ya estaban obsoletas al momento en que llegaban a su destino.
“Cada página añade una capa de dolor al tortuoso proceso para obtener una entrada a Estados Unidos, que involucraba conseguir patrocinadores, pagar grandes sumas de dinero, declaraciones juradas y pruebas de cómo su entrada beneficiaría a Estados Unidos”, escribió The New York Times sobre los documentos revelados por YIVO.
Tratando de huir
En 1941, la familia Frank ya se había trasladado de Alemania a los Países Bajos, donde, pocos años antes, Otto Frank aplicó para visas a los Estados Unidos -aplicaciones que fueron finalmente destruidas-, según escribió Frank en una carta a su viejo amigo de la universidad en Estados Unidos, Nathan Straus Jr.
“Me veo obligado a mirar hacia fuera (de Europa) para emigrar y, por lo que puedo ver, Estados Unidos es el único país al que podríamos” escribió Frank el 30 de abril de 1941.
“Tal vez usted recuerde que tenemos dos niñas. Es sobre todo por el bien de las niñas que tenemos que irnos. Nuestro propio destino es de menor importancia “, añadió.
Frank le pidió a su amigo que le prestara 5 mil dólares para pagar un depósito para las visas, pues era la única persona que sabía podía dárselos.
Straus era un hombre bien conectado. Era hijo del copropietario de un Macy?s, el jefe del Departamento de Vivienda estadounidense y amigo de Eleanor Roosevelt.
Según los documentos de YIVO, Straus y su esposa, Helen, accedieron a ayudar y apelaron por los Frank ante el Departamento de Estado y el Departamento de Migración en el Servicio Nacional de Refugiados.
Los hermanos de Edith también ayudaron. Ellos ya habían entrado a Estados Unidos y estaban dispuestos a emitir declaraciones juradas de apoyo. Puesto que los hermanos eran trabajadores comunes en Boston, fue uno de los jefes de uno de los hermanos de Edith el que emitió la declaración jurada.
Sin embargo, nada de eso sirvió.
Uno de los problemas fue que, mientras los Frank llenaban el papeleo, las reglas de migración de Estados Unidos cambiaban, y que la actitud del vecino del norte sobre los refugiados era cada vez más recelosa, según Breitman.
Para 1939 había más de 300 mil personas en una lista esperando por recibir una visa estadounidense.
Los consulados estadounidenses cambiaron su protocolo y no estaban otorgando visas a menos que el transporte a los Estados Unidos hubiera sido reservado. Para junio de 1941, la mayoría de los consulados de Estados Unidos en los territorios ocupados por los alemanes habían cerrado ? lo que significa que Otto Frank tendría que haber ido a España o Portugal para aplicar en los consulados de allí.
En julio de 1941, una nueva división dentro del Departamento de Estado de Estados Unidos se hizo cargo de la pre-selección para las visas, es decir, que aquellos en los Estados Unidos tendría que llenar nuevas declaraciones juradas en nombre de los inmigrantes potenciales.
Además, las nuevas normas de inmigración de Estados Unidos establecían que los Frank no podían obtener visas si tenían parientes cercanos aún en Alemania, por temor a que los aplicantes fueran espías.- (Agencias)