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*México (2 de junio).-
Una invitación a comer tacos evitó que un menor de edad se quitara la vida; la cena la pagaron policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México.
Eran las 00:30 de la madrugada de este miércoles cuando surgió la alerta, vía radio, de que una persona quería aventarse desde el puente ubicado en calzada Ticomán y avenida Insurgentes Norte, en la colonia Residencial Zacatenco, delegación Gustavo A. Madero.
Los policías Bartolo Vicente Martínez y Atanasio Rosas Perfecta circulaban por la zona, a bordo de la patrulla DF-825-N1, así que atendieron el reporte emitido por personal del C-2 Norte. “Fue una emergencia como las que cubrimos todos los días, pero fue algo muy incierto porque no sabíamos qué pasaba por la cabeza de esa persona y no sabíamos si acercarnos era lo más correcto o a lo mejor no íbamos a evitar que se aventara, no sabíamos si lo íbamos a convencer”, comentó Martínez.
Cuando los uniformados del sector Lindavista, región Samurái, llegaron al lugar encontraron a dos personas sujetando a un adolescente de 17 años por la espalda.
“El joven estaba en la orilla del puente peatonal y las personas ya no podían sujetarlo. Entonces, como vimos que estaba forcejeando, nos acercamos al joven y lo tomamos del brazo para bajarlo, todavía quería zafarse y volverlo a intentar, pero lo subimos a la camioneta”, recordó el oficial Martínez.
En entrevista, el agente mencionó que el muchacho no quería acceder, no quería bajarse del puente, así que “le dijimos que no tenía caso que se quitara la vida”.
Al decirle que había personas que se preocupaban por él, el chico aseguró que nadie lo quería. “Al oírlo le dijimos que valía mucho y que estaba muy joven para que intentara quitarse la vida”, resaltó Martínez.
Atanasio Rosas platicó con el joven, quien reconoció que tenía problemas familiares, no tenía trabajo y no conocía a nadie en la ciudad: “Por todo eso él ya no quería seguir viviendo, decía que no tenía apoyo de sus familiares. Lo tratamos como un joven, le dijimos que todos teníamos problemas y estamos aquí para resolverlos”, sostuvo.
El adolescente estaba bien vestido y bien calzado, pero olía a alcohol. No tenía aspecto de indigente, “pero dijo que como no le alcanzaba para comprar comida se compró una botella de mezcal”, agregó el elemento policiaco.
De acuerdo con los uniformados, el joven es originario del estado de Guerrero y llegó a la Ciudad de México en busca de trabajo, el cual no consiguió. Insistía en que su familia no lo apoyaba “dijo que por haber terminado la secundaria traía su certificado y quería trabajar, pero extravió sus documentos y no tenía trabajo, dijo que un día antes no había comido”.
Al oír esto, los uniformados lo invitaron a cenar en un puesto de tacos de la zona. El adolescente aceptó la oferta y después de ingerir sus alimentos fue presentado ante la Agencia del Menor No. 57 para su cuidado y seguridad.
Para el agente Rosas, quien lleva 10 años como policía, fue una satisfacción muy grande poder salvarle la vida al menor “porque yo tengo hijos y él es un jovencito casi de la edad de mi hijo y, más que nada, lo traté como si hubiera sido mi hijo”.
El oficial Martínez, con 11 años de servicio, también sintió satisfacción por haber evitado que un adolescente se quitara la vida “porque hay muchas personas que no tienen la misma suerte, uno también tiene hijos y nos gustaría que alguien los ayude”.