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Manuel Madera vuelve al trabajo y se reencuentra con el tigre agresor.
Sin temores o rencores hacia Gordo, el tigre de Bengala que lo atacó el 24 de marzo pasado, Manuel Felipe Madera Ramírez se reintegró a sus labores en el parque zoológico del Centenario el pasado martes 12 de este mes.
Para darle la bienvenida, sus compañeros del zoológico le organizaron el lunes pasado un convivio.
De 40 años de edad, el vecino de Baca trata de dejar atrás los recuerdos de aquel mediodía de marzo cuando al estar en el interior de la jaula del tigre éste lo atacó y le causó severas lesiones.
“Como ya dije antes, fue por un error mío”, puntualizó.
—Éste es el fin de la historia… quiero recobrar mi vida normal —manifestó para dar a entender que ya no quiere volver a hablar sobre el tema.
—Agradezco a los medios de comunicación su interés y preocupación por mí, pero quiero dejar todo atrás… Es el fin de la historia –reitera. Estoy bien y quiero olvidar todo lo que pasó.
En breve entrevista, Madera Ramírez habla de la etapa posterior al ataque y de sus planes futuros, pero es parco al referirse al incidente. Agradece al personal del Centenario: sus compañeros, los médicos veterinarios y de administración. Considera que su oportuna intervención evitó que el ataque fuese de peores consecuencias.
—También agradezco la atención que me prestaron en el Seguro Social: a los residentes, a todos los que están en el tercer piso (del hospital Ignacio García Téllez) donde me trataron muy bien. Al Dr. Zamora, el cirujano que me operó: al Dr. Luis Arenas, al Dr. Benítez, el Dr. Aldaco, a Fabiola, y todos los que me atendieron. Fue un gran trato el que recibí.
Dice que, después de pasado el peligro, el Dr. Aldaco le dijo en broma: "ya no te pongas a jugar con gatos".
—Estoy al 100%, tanto física como mentalmente –agrega. Estoy contento de estar otra vez aquí (en el Centenario).
Añade que no padece de insomnio ni despierta con sobresaltos como consecuencia del ataque. Manifiesta que las únicas cicatrices que le quedaron son la de la nuca y la del lado izquierdo del tórax, pero no hay mella en su mente. Afirma que nunca pensó en dejar de trabajar en el Centenario.
—Ya quería regresar… me gusta mi trabajo.
Aunque indica que ya volvió a ver a Gordo, en sus actividades actuales —está a cargo de una cuadrilla de trabajadores del zoológico— no tiene contacto con los felinos.
—Ya vi al Gordo y no sentí nada –expresa Madera Ramírez que tiene 18 años de laborar en el Centenario. Sé que los animales son impredecibles y lo mismo reacciona un tigre que un monito.
Cuando se le pregunta si sintió temor por su vida cuando lo tenía en sus fauces el tigre, “Maderita”, como le dicen sus amigos, asegura que se tranquilizó cuando vio que se había movilizado el personal del Centenario para ayudarlo.
Dice que no sintió dolor cuando le clavó los dientes el tigre y tampoco lo alteró. “Ni siquiera se me subió la presión”.
Considera que los hechos por los que pasó no lo hicieron famoso en su comunidad.
-De por sí mi familia es muy popular en Baca –expresó--. Durante mi recuperación guardé reposo y nadie me molestaba, sólo fueron a verme unos amigos y parientes. Ahora ya recuperé mi vida normal: “salgo” por las tardes, voy a comprar, rento películas… No tengo preferencia por algún tipo de películas en especial, lo mismo veo de terror que de acción.
En cuanto al tigre “Gordo” ya se encuentra en exhibición junto con su compañera con la que recientemente se apareó. Cuando ocurrió el ataque se encontraba en un área restringida.
El tigre de Bengala se encuentra en el Centenario como “residente temporal”, ya que está bajo procedimiento administrativo iniciado por la Procuradía Federal de Protección al Ambiente (Profepa) contra el circo de Quico en 2004.
(Comunicado de prensa del Ayuntamiento de Mérida)