El gasto en gasolina, ejemplo del despilfarro del gobierno estatal en gasto corriente.
Según la información pública de la que se dispone, el año pasado el Congreso del Estado autorizó al Ejecutivo estatal un presupuesto total de $15,475 millones. Al 30 de noviembre pasado —y por ende, sin haberse cerrado el ejercicio y registrado contablemente
todas las cuentas atrasadas que casi como una obligación arrastra el gobierno estatal— ya se habían ejercido $15,940 millones. Eso significa que en once meses se había sobregirado casi $465 millones el presupuesto que correspondía al año completo.
¿En dónde se produjeron esos sobregiros? En las partidas y capítulos que corresponden a gasto corriente, o lo que es lo mismo, el gasto operativo del gobierno estatal: alimentación de personas, telefonía fija y celular, papelería y útiles, energía eléctrica, gastos de publicidad e información, asesorías y honorarios, viáticos y gastos de viaje, servicio de fotocopiado, combustible, etcétera, que a esa fecha refejaban un sobregiro de casi $1,350 millones que se "neteaba" con otros capítulos con saldo presupuestal—como el correspondiente a Obras y Servicios Públicos que a la misma fecha reflejaba un subejercicio superior a los $300 millones— para arrojar el sobregiro global de $465 millones antes referido.
¿Cómo han sido cubiertos esos sobregiros? Con los ingresos excedentes, que a noviembre del año pasado ascendían a casi $1,314 millones y que, en teoría, debieron dedicarse a obras de infraestructura y servicios públicos, pero que, de esta manera, se usaron para copias, viajes, gasolina y publicidad. Esto, con la complacencia de la mayoría priísta en el Congreso local que pasa por alto la "formalidad" de la Comisión de Ingresos Excendentes, e inclusive con la complacencia de los diputados federales de todos los partidos, que no han podido —o no han querido— etiquetar esos recursos para garantizar su buen uso.
¿Cuál es la explicación de esos sobregiros? Ante la magnitud y crudeza de las cifras, no parece haber otra explicación a los sobregiros mas que una absoluta falta de disciplina presupuestal, que, lejos de ser inhibida, es tolerada y hasta justificada por los responsables de velar por el adecuado ejercicio de los recursos públicos, con comentarios tan disparatados como: "es que esta es una administración que trabaja las 24 horas" ó "el sobregiro en gasolina obedece a los numerosos autos que se arrendaron".
Lo cierto es que el despilfarro se da en muchas partidas que no debieran tener ningún problema en su exacta programación y estricto ejercicio presupuestal —vg. gastos de información y publicidad, viáticos— y que, en todo caso, si los recursos presupuestados no alcanzaren no pondrían en riesgo la continuidad de las acciones de gobierno; y en algunas otras cuya presupuestación es un poco más compleja, pero para las que se cuenta con herramientas y técnicas para hacerlo razonablemente sin poner en riesgo la adecuada gestión gubernamental. Entre ellas está la de combustibles, que como una muestra, analizamos a continuación:
Partida 2601: Combustibles
En esta partida se presupuestaron para el ejercicio 2008 casi $61 millones, sin embargo, al mes de noviembre el gobierno estatal ya había ejercido más de $85 millones; es decir, un sobregiro global de más del 40%, tal y como se aprecia en la Tabla 1.
Este sobregiro fue generalizado, pues 12 —las marcadas en rojo— de las 19 dependencias "centralizadas" lo sufrieron, lo que equivale a un 63%. Entre esas dependencias sobresalen, curiosamente, las "normativas" en la materia: la Oficialía Mayor que, entre otras cosas, es la encargada de dictar las políticas para el correcto uso de los vehículos oficiales y la adquisición de combustible; la Secretaría de Planeación y Presupuesto, que es la que vela por la correcta presupuestación y ejercicio de los recursos y la Contraloría General, que es la que supervisa el cumplimiento de las políticas y procedimientos, revisa cómo se ejerció el presupuesto y sanciona incumplimientos e irregularidades.
Sin embargo, esto no siempre fue así. Al menos no en esa proporción. Por ejemplo, para el ejercicio 2006 el anterior gobierno estatal contó con un presupuesto global para esta partida de poco más de $43 millones y ejerció $43.9 millones, un 1.97% de más; mientras que para el 2007 el presupuesto fue de poco más de $49 millones y ejerció $43.2 millones, es decir, un 12% menos.
Ahora bien, si los sobregiros en la partida de combustibles son de por sí graves, el incremento en términos absolutos del gasto en esta partida definitivamente lo es más. Así, tal y como se aprecia en las gráficas 1 a la 6, esos incrementos van desde el doble —que es lo que, en forma global, equivale el consumo de los primeros 11 meses del 2008 respecto al promedio de consumo de los anteriores 3 años— y hasta casi 8 veces, como en el caso del Despacho del C. Gobernador.
Los sobregiros al presupuesto original de la partida de combustibles y el incremento irracional de dicha partida respecto al pasado inmediato, no puede justificarse —como pretendió hacerlo un secretario— por el número de vehículos arrendados durante esta administración estatal, por dos sencillas razones:
1.- El marco normativo actual exige la elaboración de "Planes anuales de adquisiciones" en los que se programan las adquisiciones y contrataciones de servicios que se efectuarán en el ejercicio de que se trate y que deben ser contemplados en todas sus implicaciones a la hora de elaborarse los presupuestos de las dependencias para dichos ejercicios. La inexistencia de esos planes sólo evidenciaría, en todo caso, que la actual administración ni programa ni presupuesta sus principales acciones de gobierno —no hay que olvidar cuánta bomba y platillo hicieron cuando optaron por el "arrendamiento puro"— adecuadamente, lo que nos llevaría a un problema mucho mayor...
2.- Menor % de crecimiento del parque vehicular en relación con el % de aumento en el consumo. Según las cifras del Primer Informe de Gobierno de esta administración estatal (anexos estadísticos 6.8.7 y 6.8.8), el parque vehicular actual del gobierno está integrado por 4,097 unidades ( 3,3o2 propios y 795 arrendados), 943 unidades más de las 3,154 de las que disponía en el 2007 (anexo estádistico 1.2.5 del Sexto Informe de Gobierno de la administración anterior), lo que significa un aumento de menos del 30% en el parque vehicular, que ni de lejos explica el doble en el consumo de combustible.
Lo anterior se hace más claro en los comparativos de consumos mensual promedio por unidad que se muestran en las gráficas 7 y 8 en donde se aprecia que, no obstante el incremento en el número de unidades durante el 2008, el consumo promedio aumentó casi un 66% entre ese año y el 2007, después de haber estado relativamente uniforme en los anteriores tres años.
Conclusión
Analizado el ejemplo anterior, se puede concluir que los sobregiros indiscriminados y el incremento sin precedentes en el gasto corriente del gobierno estatal respecto a los años anteriores no obedece a alguna razón externa —vg. inflación o crisis— y sí, en cambio, a factores hacia adentro de la administración estatal, tales como programación y presupuestación deficientes; falta de disciplina presupuestaria que se traduce en dispendio del erario; carencia de supervisión, revisión y, en su caso, sanción por las entidades encargadas de ello; y muchos, muchos recursos excedentes sin mayor limitación para su ejercicio que el capricho de la autoridad.
Yucatán, Tierra de Maravillas
El pasado jueves, en la reunión de evaluación del Pacto Ecónomico de Yucatán, la gobernadora del Estado seguró que su administración está ahorrando recursos mediante el ejercicio eficiente de su presupuesto. Ojalá y así se esté haciendo en este difícil 2009, por que, como ya vimos, durante el 2008 el gobierno yucateco gastó como si creyera que ésta fuera, realmente, una Tierra de Maravillas en donde los recursos son ilimitados y los discursos disparatados bastan para hacer creer que todo está bien... JECM