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En pocas palabras...
El columnista es respetuoso de la investidura presidencial , en particular cuando ésta es mandada al diablo por un perturbado político autoproclamado "presidente legítimo"; pero cuando el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, al margen de sus obligaciones constitucionales, asume actitudes partidistas que no le corresponden, es nuestro deber ciudadano y periodístico advertir lo riesgoso que resulta para el país y para el PAN, que el titular del Ejecutivo intervenga en la elección de los dirigentes del partido al que pertenece.
En la antigua hegemonía del PRI el Presidente de la República en funciones ostentaba también la investidura de "primer priista" de la nación y con ese carácter quitaba y ponía, a su antojo y capricho , a los presidentes del Comité Ejecutivo Nacional del entonces partido en el poder.
Ernesto Zedillo jugó con su famosa línea política de la "sana distancia", para hacer creer que estaba sanamente alejado del manejo interno del partido tricolor, pero en la práctica el Presidente de la República de ese ayer tan cercano, cuando le convenía era primer priista y cuando fingía ser demócrata marcaba la línea de la "sana distancia".
Situándonos en los tiempos actuales, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa actúa como "primer panista" del país, a la vieja usanza priista, y maneja al PAN de acuerdo a las circunstancias y necesidades de apoyo a sus acciones de gobierno.
Para nadie es secreto que el primer panista del país quitó a Manuel Espino para poner en la presidencia del Comité Nacional del PAN a su amigo y coterráneo Germán Martínez en quien depositó toda su confianza de que en el reciente proceso electoral su partido obtendría la mayoría que requiere en la Cámara de Diputados para las reformas estructurales que el Presidente requiere en la segunda mitad de su periodo constitucional.
Durante la campaña electoral los spots televisivos del PAN pedían con insistencia el voto a favor del Presidente en su lucha contra el narcotráfico, sin que se plantearan otras propuestas que despertaran el interés de los votantes.
Los resultados de los comicios son de sobra conocidos: el PRI volvió a ser aplanadora y ganó la mayoría de curules en la Cámara de Diputados, y el lunes 6 de julio por la tarde Germán Martínez presentó su renuncia a la presidencia nacional del PAN.
El Presidente Calderón tropieza ahora con la misma piedra: su ex secretario particular y ahora diputado federal electo, César Nava, es candidato único a presidente interino del Comité Nacional del PAN.
El 8 de agosto el Consejo Nacional deberá elegir a Nava presidente nacional interino del blanquiazul, si no fracasa el nuevo intento del "dedazo" calderonista ante la presión de destacados panistas como Santiago Creel, Ricardo García Cervantes, Javier Corral y otros connotados blanquiazules que califican como una imposición del Presidente Calderón la candidatura de su coterráneo César Nava.