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México (7 de abril).- Los descuentos a la dieta de los senadores de la República por faltar a las sesiones del pleno son casi inexistentes. Hasta el momento, sólo cuatro senadores tienen ausencias sin justificar, por lo que el Senado aplica una sanción a sus dietas.
La dieta mensual de un senador de la República es de 121 mil 600 pesos; además de bonos y apoyos por su actividad legislativa.
Durante el segundo periodo ordinario de sesiones, de acuerdo con el sistema electrónico del Senado, Manuel Camacho Solís (PRD) no ha podido justificar tres faltas, en septiembre de 2013; los panistas Silvia Guadalupe Gurza y Francisco García Cabeza de Vaca, tienen una falta sin justificar, igual que la petista Ana Gabriela Guevara.
Hay senadores, como el líder de los burócratas, Joel Ayala Almeida, que de las 123 sesiones que ha tenido el Senado -desde que inició el segundo periodo hasta el 27 de marzo- sólo se ha presentado en 71, lo que representa 57% de asistencis. Esto quiere decir que se ha ausentado en 52 ocasiones, aunque todas sus faltas han sido justificadas.
En un caso similar se encuentra la senadora Mónica Arriola, del Partido Nueva Alianza (Panal), quien ha asistido a 96 sesiones y en las 27 restantes las ha justificado, por lo cual no tiene una sola falta.
Para Luis Carlos Ugalde, director de la consultoría Integralia, el tema de fondo no son las asistencias a las sesiones del pleno, donde dijo, 90% de las participaciones en tribuna son acusaciones y posicionamientos políticos o aprobación de puntos de acuerdo, sino la labor que se realiza en las comisiones de la Cámara Alta.
“El trabajo parlamentario fundamental ocurre en las comisiones. Ahí sí hay requisitos estrictos, donde, después de ciertas inasistencias, se debe dar de baja del trabajo”, explicó.
Ugalde, ex presidente del Instituto Federal Electoral, señaló que es más importante realizar un seguimiento del trabajo de comisiones que se reúnen una vez al mes, de acuerdo con el reglamento.
“La asistencia en el pleno no hace la diferencia, lo que sí hace diferencia es que las comisiones no se reúnan por falta de quórum”, dijo Ugalde.
De acuerdo con el Reglamento del Senado se considera “inasistencia” a una sesión cuando el senador no registra su presencia en el tablero electrónico o ante la secretaría de la Mesa Directiva 30 minutos después de que en el tablero ha sido cerrado el pase de lista.
La inasistencia de los senadores a sesión sólo será justificada cuando se acredita ante el presidente de la Mesa Directiva algún caso de enfermedad u otros motivos de salud; durante los períodos pre y post parto; asistencia a reuniones de trabajo en comisiones o comités, que se realizan simultáneamente; cumplimiento de encomiendas sociales del pleno, de la propia Mesa Directiva, de la Junta de Coordinación Política, de las comisiones o de los comités.
También es justificante la participación de los senadores de la República en actos oficiales de la Federación, las entidades o los municipios; por caso fortuito o fuerza mayor; y permiso escrito otorgado por el mismo presidente de la Mesa.
No obstante, los senadores disponen de cinco días hábiles a partir del siguiente día en que se genere la inasistencia para remitir al presidente de la Mesa Directiva la solicitud de justificación, con los medios o argumentos que la acrediten.
El reglamento señala que en ningún caso el presidente justificará más de seis inasistencias en un periodo de sesiones ordinarias, salvo que se trate de las excepciones mencionadas.
Los ampara la ley en San Lázaro
Francisco Nieto y Horacio Jiménez
Los diputados federales se han amparado en su propio reglamento interno para no evidenciar a los legisladores faltistas, por lo que se desconoce si se han llevado a cabo descuentos salariales de sus dietas.
La página de internet de la Cámara de Diputados sólo registra las inasistencias de los legisladores hasta octubre del año pasado, lo cual, desde la perspectiva del académico Agustín Basave, confirma la poca disposición de los integrantes del Poder Legislativo a la transparencia y la nula preocupación por revertir la mala imagen de la clase política y de los representantes populares.
Al ser consultados sobre la información a medias que está publicada electrónicamente en la Gaceta Parlamentaria, funcionarios de la Cámara de Diputados explicaron que el reglamento de los legisladores los ampara para no hacer pública, al momento que se da, la inasistencia.
En ese sentido, la publicación oficial de las faltas de los legisladores se da a conocer cuando arranca un nuevo periodo ordinario de sesiones, es decir, hasta cuatro meses después, tiempo suficiente para negociar o justificar su falta y su eventual descuento salarial.
La razón de la tardanza radica en el cúmulo de solicitudes que existen de las mismas faltas, por lo que los órganos de dirección de San Lázaro deciden compilar todas para hacer en un sólo acto las justificaciones, pese a tener un ejército de asesores a su disposición.
De acuerdo con lo que señala el artículo 57 del Reglamento Interno de la Cámara de Diputados, “la Secretaría (de la Mesa Directiva) formulará dentro de los 20 días siguientes al cierre del periodo de que se trate, un informe final de las inasistencias sin justificar, que deberá remitir al Presidente y a los coordinadores de los grupos, a efecto de que se publique en los medios de información de la Cámara y se determine la sanción correspondiente, en términos del artículo 64 de la Constitución”.
Dicho artículo establece que “los diputados y senadores que no concurran a una sesión, sin causa justificada o sin permiso de la Cámara respectiva, no tendrán derecho a la dieta correspondiente al día que falten”, lo que en efectivo es equivalente a 2 mil 533 pesos.
Sin embargo, los legisladores ni siquiera respetan esta normatividad, pues no existe registro público de la mitad de inasistencias del pasado periodo ordinario, ya que faltan los datos de las asistencias de los meses de noviembre y diciembre de 2013.
El analista político Agustín Basave consideró que pese al respeto que debe existir al Poder Legislativo, como una institución fundamental para la vida pública del país, “los mexicanos seguimos teniendo, con pocas excepciones, pésimos legisladores”.
Explicó que, en lo general, los legisladores se han ganado a pulso el desprestigio social, debido a que siguen cometiendo muchos errores y uno de los principales es la escasa transparencia acerca de su trabajo.
“No alcanzo a comprender por qué sabiendo que existe esa crítica contra ellos, ese desencanto de la sociedad civil, no hacen un esfuerzo por cambiar esa imagen y debería de empezar con la asistencia a las sesiones y a las comisiones”, consideró.
Es de elemental sentido común, añadió Basave, que los legisladores demuestren que sí están trabajando no solamente en el pleno, sino también en las comisiones y en sus respectivos espacios de discusión.
Según el sitio de internet de San Lázaro, en 24 sesiones correspondientes a los meses de septiembre y octubre de 2013, hubo un registro de sesiones de 437 legisladores faltistas.- (RedPolítica)