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México (9 de mayo).- En el país cuatro de cada cinco indígenas son violencia de la violencia obstétrica, la cual perciben a través del trato y agresiones psicológicas, físicas y verbales en el control del embarazo, el parto o al solicitar atención en los servicios de salud, reflejó un estudio elaborado a raíz del festejo del día de la madre por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En el país hay más de seis millones de mujeres indígenas y seis de cada 10 están en etapa reproductiva. En promedio, comienzan su vida sexual a los 16, aunque se reportan casos en que la edad disminuyó a los 12 años, de acuerdo con estadísticas oficiales.
“En los servicios a las indígenas con frecuencia se incumplen lineamientos de práctica médica y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pues se les realizan cirugías sin su autorización o el de su pareja o acompañante. El trato es precario, insuficiente, de mala calidad y violento” relató Natividad Gutiérrez Chong, socióloga investigadora del IIS e investigadora nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
La doctora por The London School of Economics and Political Science explicó que los casos de violencia obstétrica en el país reflejan la discriminación y carencias que enfrenta la comunidad indígena en México, lo cual se documenta en los incidentes de parto de las mujeres indígenas en las zonas de recepción, pasillos o jardines de hospitales al serles negada la atención médica.
La tasa global de fecundidad de las mujeres indígenas es de 3.23 hijos, en comparación con las no indígenas que tienen 2.1. La experta detalló que el 45.8% de las primeras debe pedir permiso para usar anticonceptivos, respecto al 34.9% de mujeres de otra procedencia en la misma situación. En Chiapas y Oaxaca que son las entidades con mayor número de habitantes de lenguas originarias se reporta el índice de desabasto de herramientas de control natal más elevado.
Precisó que sin los cuidados establecidos por distintas normas nacionales e internacionales, los bebés nacen con carencias graves como desnutrición. “Se requieren estrategias transversales y de género que sancionen estas prácticas negativas como delito y diseñar campañas masivas para crear conciencia entre la población para no considerar a este grupo como ejemplo de pobreza y una carga por tener hijos y mendigar en las calles” advirtió.- (El Economista)