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México (18 de noviembre).- En América Latina, aproximadamente, 20 millones de personas padecen diabetes y de éstas, el 90% padece diabetes tipo 2. Una de las principales condiciones asociadas con la diabetes es la obesidad y el sobrepeso; de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, en América Latina existen aproximadamente 53 millones de obesos.1
Pocos temas han acumulado tanta información engañosa y potencialmente peligrosa. Erróneamente se cree que la pérdida de peso es la solución para mejorar el control de glucosa.
A pesar de que más de la mitad de hombres y mujeres son obesos al inicio o aparición de la diabetes, ésta, en muchos otros casos se diagnostica en individuos no-obesos. Así mismo, muchas personas obesas podrían nunca desarrollar diabetes tipo 2.
A medida que la enfermedad progresa por alguna deficiencia en la insulina o resistencia a ella, es demasiado tarde para que la pérdida de peso mejore considerablemente los niveles de glucosa en la sangre, se informa en un comunicado emitido por la compañía farmacéutica Janssen.
Señala que ganar peso es un efecto secundario común en la gente que recibe insulina. Cuando uno recibe insulina, la glucosa es capaz de entrar a las células y los niveles de glucosa en la sangre disminuyen. Esta es la meta terapéutica deseada. Sin embargo, si el número de calorías que se ingieren es mayor al necesario para mantener un peso adecuado y además hay un mínimo nivel de actividad física, las células obtendrán mayor glucosa de la necesaria. La glucosa que las células no necesitan se acumula en forma de grasas.
De cualquier forma, controlar nuestro peso no sólo es posible, sino parte importante y sustancial de un plan de manejo de diabetes.3
Perder peso puede ayudar a mejorar los niveles de glucosa en la sangre, la presión arterial y los niveles de colesterol. Los beneficios de bajar de peso han sido reconocidos y respaldados por investigación, especialmente en pacientes con diabetes tipo 2.
En México según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es del 71.28%, (48.6 millones de personas), esto significa que 7 de cada 10 mexicanos tienen sobrepeso u obesidad y dos de cada tres pacientes con diabetes tienen sobrepeso u obesidad.
El cambio más desafiante en el estilo de vida para las personas que viven con diabetes tipo 2 es comer balanceado y practicar regularmente actividades físicas como parte esencial del manejo de la enfermedad.4
Perder unos cuantos kilos a través del ejercicio y comidas balanceadas pueden ayudar al control de la diabetes. Diversos estudios han demostrado que incluso una moderada cantidad de pérdida de peso (5 por ciento de peso corporal) puede mejorar la acción de la insulina y reducir los niveles de azúcar en ayunas.
Cuando se trata de una dieta, es importante trabajar de cerca con el médico o con un nutriólogo para determinar el mejor y más adecuado plan nutricional de acuerdo con las necesidades de cada paciente, especialmente para aquellos viviendo con diabetes tipo 2.
Los profesionales de la salud deben guiar a los pacientes para aprender cuántas grasas, proteínas y carbohidratos se deben consumir diariamente para mantener la diabetes bajo control.
La dieta de una persona con diabetes puede ser variada y sabrosa; los sustitutos de azúcar y los productos para pacientes diabéticos son buenas opciones para expandir las opciones alimenticias.
Practicar cualquier tipo de ejercicio no sólo es útil para alcanzar las metas de reducción de peso, sino también es uno de los mejores cursos de acción para disminuir los niveles de azúcar en la sangre.
En la pared de las células de cada músculo existen receptores especiales, como puertas, que permiten que la glucosa pase del torrente sanguíneo al músculo. Estas “puertas” no se abren a menos que sean “desbloqueadas” por la insulina.
El ejercicio tiene un efecto parecido al de la insulina y hace que ésta trabaje mejor en el cuerpo. Durante periodos de actividad física “las puertas se abren fácilmente” permitiendo que más y más glucosa entre a los músculos para la producción de energía, disminuyendo los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo.
Es importante notar que la pérdida de peso al inicio del curso de la enfermedad, cuando la resistencia a la insulina está más presente, ofrece mejores posibilidades de mejorar los niveles de glucosa en la sangre; pero a medida que la enfermedad progresa la deficiencia de insulina se vuelve más preponderante y puede ser muy tarde para que la pérdida de peso sea realmente útil.
Los pacientes con diabetes deben hablar con su médico para discutir la mejor dieta y programa de ejercicio, así como para aprender sobre nuevos tratamientos disponibles para ayudarlos con la reducción de peso y alcanzar las metas de los niveles de azúcar y presión arterial.
Nuevos enfoques se encuentran actualmente disponibles para reducir estos problemas.
Una nueva clase de medicamentos para la diabetes llamados inhibidores del co-transportador sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) ya están disponibles. Este nuevo tipo de tratamiento está asociado tanto con la reducción de la presión arterial sistólica, como con la reducción del peso.
Cuando la glucosa se filtra de la sangre a los riñones, ésta es reabsorbida y regresa al torrente sanguíneo. Un importante transportador responsable de esta reabsorción es el transportador sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2), el cual fomenta la pérdida de glucosa a través de la orina cuando es inhibido.
Canagliflozina pertenece a esta clase de tratamiento. De acuerdo con robustos estudios clínicos con más de 10 mil pacientes alrededor del mundo, canagliflozina ofrece un control glucémico mejorado a la vez que reduce peso corporal y la presión arterial sistólica.- (Agencias)