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México (18 de abril).- “La mujer es el vehículo y la familia homoparental… no es familia” Esta fue la declaración que dió Jorge Luis Preciado Rodríguez, senador con licencia del PAN, hace dos años cuando existía una pelea campal por decidir si las parejas homosexuales tenían o no los derechos para comenzar una familia.
De acuerdo con cifras del INEGI, para el 2010 existían 230 mil hogares compuestos por parejas del mismo sexo, esto constituye al uno por ciento de las viviendas en México. Gracias a investigaciones sociales de la UNAM y COLMEX se ha podido conocer que el número de familias homoparentales es de 172 mil y que estas son principalmente formadas por parejas lésbicas mas comúnmente que por parejas gays.
De modo que este tipo de familia permanece como parte reconstituyente de la sociedad aún cuando no cuentan con el reconocimiento o validación legal, es decir apoyo gubernamental, y aún también cuando no se cuenta con la completa aceptación social.
Los argumentos en contra mantenían dos posturas principales, en primer lugar se encuentra el profundo efecto de la religión sobre nuestra cultura. Por otro lado se establece que estos niños quedarán estigmatizados por una sociedad que no está preparada para tolerar -mucho menos se habla de apoyar- a las personas de preferencias sexuales distintas, esto hace referencia a todo el maltrato social que podría llegar a sufrir un niño de una familia homoparental, de acuerdo a los datos arrojados por la encuesta de la percepción social de las familias homoparentales en España, realizada por la Universidad de Valencia.
Ambas posturas del voto en contra de la homoparentalidad se conservan sustentadas sobre una misma columna: ¿que pasará con el concepto de familia? Este es el verdadero pilar de nuestra sociedad y sin embargo ha sido ampliamente descuidado por todos; pero ahora, en aras de una nueva transformación -dado que no es la primera vez que el concepto de familia ha cambiado a lo largo de la historia, según lo explica UNICEF en su tratado sobre nuevas formas de familia: perspectivas nacionales e internacionales, se pretende afianzar a un concepto que no solo lastima los derechos primordiales de muchos, sino que también se fundamente sobre ejercicios obsoletos.
La familia se sustenta en la idea de una especie de comuna reducida, una pequeña sociedad dentro de la sociedad misma, que aporta ganancias conjuntas y que además se beneficia de estas. El fin último de la familia es crecer en orden a volverse poderosa, es decir, a mantener mas ganancias que le permitan subsistir por generaciones. Con el paso de los años, muchas cosas han sido modificadas en el concepto de “familia tradicional” pero esta visión de unión ha quedado establecida como el vector principal por el cual camina.
El reconocimiento del matrimonio homosexual y la posterior aprobación a las familias homoparentales significa una sola cosa: la aceptación de que esas también son personas, entes sociales, que existen y que viven como humanos entre nosotros, junto con nosotros, que no son otros ajenos a nosotros mismos y, de acuerdo a Marcela Lagarde, representa que la homosexualidad es una realidad; una que no dejará de existir por el simple hecho de que el resto de las personas que no lo son, no la reconozcan.
El concepto de familia debería cambiar. Porque ya no son las mujeres las que deben quedarse en casa y atender niños y esposos todo el día. Porque los hombres ahora también ayudan a lavar los platos y recogen a los hijos de la escuela. Porque en ocasiones el papel de padre o madre queda ausente y no por esto, esa es menos familia. Porque a veces la familia, coinciden, es la que te vas formando en el camino.
Existen muchos argumentos que ponen en duda la salud anímica y psíquica de los niños que son adoptados por personas del mismo sexo -aproximadamente solo el 22 por ciento de la población total respalda este tipo de matrimonio y adopción homoparental de acuerdo con la organización OpinaMéxico-, cifras que muchos critican pues argumentan que se deja de lado la capacidad que tienen estos padres para suministrar amor, cuidados, atención y enseñar acerca del respeto y la responsabilidad a niños que de otra forma quedarían olvidados por el sistema, rezagados a vidas de orfanato y maltrato institucional.- (Semanario)