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Mérida (17 de abril).- (Aclaración: Este artículo de opinión no es un anuncio de un curso de superación).
Las cafeterías son las salas de juntas del siglo XXI. Una deliciosa bebida con cafeína, WiFi, sin problemas de tiempo y listo. Grandes negocios se pueden gestar gracias a un Expresso.
Palabras más palabras menos, un par de caballeros hablaban de la compra y venta de algo que dejaría a cada quién 5 millones de pesos, y que gracias a ese dinero, por fin se iban a comprar “no sé qué cosa” e iban a “callarle la boca a unos cuántos”. No sé de qué negocio era y los nombres de esos cuántos.
Se nos enseña que en esta vida tenemos que ser alguien y ¡que el éxito sea parte de tu vida! ¿Qué es ser alguien? Cada quién tiene una definición distinta aunque generalmente se le asocia con prosperidad económica.
Todos hemos dicho frases de este estilo: “Vestía pura ropa prestada y ahora de marca, le va bien”, “Manejaba un vocho y ahora un Mercedes Benz”, “Trabajaba en el IMSS y ahora tiene su consultorio privado”, “Salió de la milpa, estudió una carrera y ya hasta Europa” o “Tiene dinero y ya se cree mucho”, etc etc.
De verdad, ¿todo lo que somos en la vida se define por lo que llevamos en la cartera? ¿Ser millonario es sinónimo de éxito? La sociedad nos enseña a asociar éxito con billetes y lo que podemos adquirir con ellos. Y la verdad, querer tener mucho dinero no es negativo, el cuestionamiento deriva cuando la vida gira alrededor de eso porque tus días están dedicados a ganar centavos para pagar cosas, y mientras tanto, olvidas lo que hay a tu alrededor. Pero esta es mi visión personal.
Por supuesto, esta vida es de elecciones. Yo elijo ser la persona cuyo objetivo es ganar un millón de pesos al mes, yo elijo ser ama de casa, yo elijo no trabajar para el gobierno, yo elijo que quiero beber Moet Chandon todas las noches. Eso lo sabemos todos.
Entonces, ¿por qué hay tanta persona descontenta, tanta necesidad de asistir a cursos de motivación, de contar con la ayuda de un profesional de salud, de requerir a tranquilizantes? Tal vez y sólo tal vez porque nos pasamos la vida tratando de llenar las expectativas que tienen los demás de nosotros, en lugar de analizar qué es lo que realmente queremos. La necesidad humana de aceptación es muy poderosa, ¿a poco no?
No creo que sea conformismo, idealismo y mucho menos inmadurez. Comparto lo que observo, y también sé que es muy difícil luchar contra definiciones establecidas. Con el “tienes que ser así y tener esto para que te respete” . Sólo que al final del día no te vas a dormir abrazando lingotes de oro ni la opinión de tu vecina, sino contigo mismo.