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*México (5 de agosto).- El Inegi informó ayer que en julio, el Índice de
Confianza del Consumidor sufrió una baja anual de 3.01 por ciento, con lo que se ubicó en 89 puntos, su peor nivel desde febrero del 2014, pero aun así el consumo en México sigue mostrando fortaleza.
De acuerdo con analistas de Banorte Ixe, la contracción en la confianza se explicó principalmente por la depreciación del peso frente al dólar y el alza en los precios de la gasolina y las tarifas eléctricas.
No obstante, las ventas a mismas tiendas, aquellas con más de un año de operación, y en semanas comparables de Walmart marcaron en julio una alza anual de 9.3 por ciento.
Antes de eso, en junio habían subido 6.8 por ciento y en mayo 11.9, el mayor aumento comparable de la empresa para un mes desde noviembre del 2011.
La Asociación Nacional de Tiendas de Autoconsumo y Departamentales (ANTAD), con cifras disponibles hasta junio, refiere que en dicho mes el crecimiento en ventas a mismas tiendas fue del 5.3 por ciento, en mayo, del 2.8, y en abril, de 9.9, siendo ése el mayor aumento publicado hasta ahora por el gremio.
Especialistas atribuyen el vigor en el consumo a tres factores principales: mayores ingresos por remesas, el crecimiento del crédito bancario al consumo y la depreciación del peso.
Luis García Peña, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas capítulo Monterrey, refirió que el sector interno está siendo un motor de la economía nacional, al mostrar más dinamismo que el externo, enlistando a las remesas y el crédito al consumo como explicaciones de este comportamiento.
“Una persona en Zacatecas o Tlaxcala, o cualquier parte, que recibe sus remesas de 18.50 pesos por dólar, tiene un poquito más de dinero para comprar otro microondas, una sala o comprar más carne, y en febrero rompimos un récord mensual de remesas por encima de 2 mil millones de dólares en un mes.
“(Además) se estima que en el 2016 la penetración de crédito bancario esté por encima del 30 por ciento del PIB, cuando en el 2012 el era del 25 por ciento del PIB, y esto podemos atribuirlo a la reforma financiera, que aunque tiene algunas restricciones, sí ha permitido mayor acceso a crédito, incentivando el consumo”.
Para Carlos Capistrán, economista en jefe para México de BofA Merrill Lynch, la depreciación del peso, además de aumentar el valor de las remesas en moneda nacional, ha provocado que algunos segmentos de la población mexicana cambien su consumo por bienes domésticos en lugar de productos y servicios extranjeros.
García opinó que la discrepancia entre las cifras de consumo y la confianza de los consumidores puede explicarse porque el Índice de Confianza mide expectativas de la capacidad adquisitiva que se tendrá más adelante y éstas hoy resienten factores como un mayor tipo de cambio.
“La expectativa es distinta al dato de consumo actual y hacia adelante la expectativa debe ser moderada, debe ser conservadora.
“Yo no anticiparía que el consumo en diciembre del 2016 pueda ser igual que el del 2015, simplemente porque mucho de lo importado que vayamos a comprar el próximo diciembre va a tener un exceso de precio respecto al año anterior”.