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México (8 de noviembre).-
Preocupados por el crecimiento electoral de Donald Trump, los senadores mexicanos han desarrollado un activismo inédito que “raya en el intervencionismo en asuntos internos de Estados Unidos” con llamados a que los connacionales del vecino país del norte voten por Hillary Clinton con reuniones con legisladores estadunidenses, foros, seminarios y campañas en redes sociales.
Asimismo, por recomendación del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, el Senado postergó, hasta después de las elecciones en Estados Unidos, el análisis y posible aprobación del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP).
El 27 de abril de este año, Ildefonso Guajardo enteró al Senado el TPP para su ratificación, reiteró que no hay ningún riesgo para los productores mexicanos y confió en que Estados Unidos lo ratifique pasadas las elecciones; a la pregunta de si las amenazas de Donald Trump pueden poner en riesgo esta firma, recordó que no se deben confundir “los discursos electoreros con las decisiones de Estado”.
Pero desde hace un año la tribuna del Congreso de la Unión ha sido muestra de la preocupación de los legisladores mexicanos por Trump.
En julio de 2015, el pleno de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión repudió las declaraciones de Donald Trump en contra de los mexicanos y se pronunció por el establecimiento de una relación binacional basada en el respeto, que permita continuar con los lazos de amistad de ambas naciones.
El senador perredista Zoé Robledo Aburto destacó que “un sandio es aquel que dice cosas torpes para provocar, como lo ha hecho Trump, cuya conducta es igual de reprobable como cuando dijo que los delincuentes deben irse a Guatemala”, resaltó. “Ese personaje también dijo sandeces, y uno no puede permitirles a los amigos, a los adversarios o a los candidatos decir sandeces que ofenden”.
Angélica de la Peña Gómez, también senadora perredista, subrayó que “la aprobación del punto de acuerdo en contra de Trump es por sus declaraciones discriminatorias, denigrantes y xenofóbicas. Consideró que “se le debe seguir castigando en dónde más le duele, en la parte económica de sus empresas”.
Los perredistas decidieron rebasar la esfera de las declaraciones y emprender un activismo en redes sociales en contra Trump. Propusieron que el pleno del Senado asumiera como suya esa campaña.
Sin embargo, por petición expresa de la Secretaría de Relaciones Exteriores, los senadores priistas rechazaron la propuesta perredista por considerar que es una “acción intervencionista”.
Fue en ese contexto que el Senado entregó la presea Elvira Carrillo Puerto a Rosario Marín, extesorera de los Estados Unidos, y quien desde la tribuna arremetió contra su compañero del Partido Republicano, Donald Trump.
“La historia de migración en nuestros pueblos permite concluir que sangre mexicana corre por las venas de Estados Unidos y sangre de ese país corre en las venas de México. Por esto último, no puedo dejar de referir que esta sesión solemne se efectúa cuando en el horizonte de Estados Unidos se levanta la amenaza funesta de supuesto liderazgo portador de las más repudiables conductas populistas que haya conocido la humanidad. Por lo mismo, es un riesgo que exige la atención y la unidad de las mujeres y hombres de buena fe de nuestros países para denunciar y detener las ambiciones de un sujeto despreciable, un individuo que en su afán enloquecido y soberbio por hacerse del poder, al más puro estilo fascista, pretende provocar sentimientos xenófobos y racistas, en particular en contra de los mexicanos, que no son los que anidan en la mayoría de los hombres y mujeres estadounidenses.
“Al hacer gala de una supina ignorancia aun mayor al tamaño de su dinero o, lo que es peor, a un pragmatismo criminal, soslaya que Estados Unidos de Norteamérica se ha fundado en el crisol de la pluralidad étnica y cultural de la población migrante y la que en siglos sucesivos ha llegado desde diversas latitudes, en especial de la comunidad mexicana que mucho ha contribuido con su fuerza de trabajo en la ciencia, la academia, el arte y la cultura, servicios y deporte a construir una nación abierta y próspera. A este siniestro personaje, desde esta privilegiada tribuna, le quiero recordar que la primera tesorera de Estados Unidos lo fue en un gobierno emanado del Partido Republicano el cual hoy pretende encaramar para encadenar sus espurios intereses”, expresó Rosario Marín, que provocó el estallido del pleno del Senado, en marzo pasado.
Los senadores perredistas y algunos panistas abrieron una campaña para llamar a votar a la comunidad latina en Estados Unidos. La promoción incluyó información sobre su derecho a participar en las elecciones de aquel país y, aunque al principio no hicieron referencia a alguno de los candidatos, ya en las últimas semanas el mensaje incluyó de manera constante el exhorto al voto por Hillary Clinton.
Molestos por la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de recibir en la Residencia Oficial de Los Pinos a Donald Trump, los senadores panistas y perredistas criticaron la forma en que el Jefe del Estado “puso de rodillas” a todo un país. Así lo expresaron las panistas Gabriela Cuevas y Mariana Gómez del Campo, y los perredistas Luis Miguel Barbosa, Dolores Padierna, Zoé Robledo y Rabindranath Salazar.
Al Senado han acudido diversos actores políticos de EU para participar en este tipo de campañas y ser parte de foros de discusión. Hace una semana el priista Miguel Ángel Chico Herrera organizó una discusión con expertos internacionalistas para discutir las repercusiones económicas, políticas y sociales que puede tener una posible victoria de Trump. El consenso fue de un alto riesgo.
El viernes 4 de noviembreMariana Gómez del Campo, Zoé Robledo, Dolores Padierna e Hilda Flores se pusieron playeras de campaña de Hillary Clinton, en el salón de plenos del Senado, generó una cascada de críticas porque el activismo de los senadores ante un proceso electoral en EU se colocó en el “lindero del intervencionismo”.