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Mérida, Yucatán, México, 24 de julio de 2021
Quizás no todos, pero muchas personas han oído acerca de la idea del ingreso básico universal o IBU. Las personas tienen derecho a vivir. Supongo que nadie discutiría ese derecho. Persona que ha nacido tiene derecho a contar siempre con todo lo mínimo necesario para poder sobrevivir.
Se ha pensado en un concepto que llaman Ingreso Básico Universal. Las siglas en inglés serían UBI, por las palabras Universal Basic Income. La preocupación es que nadie debe quedarse sin dinero. Cuando una persona se queda sin dinero, se vuelve un ser potencialmente peligroso tanto para sí mismo como para los demás.
Cada día más y más indicadores apuntan en la dirección de que pronto habrá menos oferta de trabajo por parte de las empresas. Eso se deberá al hecho de que la tecnología está creando mecanismos para producir en grandes cantidades y a grandes velocidades sin usar seres humanos. Aún no estamos en esa situación, pero avanzamos en esa dirección.
Todos los avances tecnológicos requieren una respuesta sociológica. La respuesta sociológica puede ser automática, o puede ser planificada por las personas involucradas en el cambio de la sociedad. Es indiscutible que, a lo largo de la historia, son los cambios tecnológicos, los avances, los que han provocado más profundos cambios en las sociedades. Hoy nos encontramos en los albores de la Revolución tecnológica que hará menos necesaria la fuerza de trabajo de personas humanas.
Nuestra economía y nuestra sociedad, lo mismo que los lineamientos políticos, están todos organizados en torno al hecho de que las personas deben tener un empleo, un trabajo. Las personas tienen la responsabilidad de encontrar un lugar en donde van a ser útiles para alguna actividad productiva. Cuando las empresas no crecen, pero la población sí, se genera un grave problema. La economía perfecta es la que tiene a todo el mundo ocupado en un empleo productivo.
Sucede que la revolución tecnológica que hará posible que cada día menos humanos sean contratados para hacer ciertos trabajos, va a romper completamente la estructura que hoy sustenta la relación entre las empresas o el capital y las personas o el trabajo.
Para esto debemos tener soluciones pensadas completamente fuera de la caja. Tratar de encontrar soluciones dentro de la caja sólo nos conducirá a callejones sin salida.
Al darse los cambios que hemos descrito aquí, nos encontramos con el problema de que muchas personas van a dejar de tener derecho a recibir una paga por algo para poder comprar lo que necesitan para sobrevivir. La paga por algo, el trabajo o empleo, es la base para que las personas puedan continuar sobreviviendo.
En el supuesto de que queramos continuar utilizando lo que llamamos “dinero” como un método para que cada quien compruebe que tiene derecho a “algo” que los demás han producido, debemos encontrar una manera súper ágil de que siempre todos tengan dinero para continuar sobreviviendo. Como cada día van a estar más escasos los puestos de trabajo, debemos pensar en una forma en que todas las personas siempre dispongan de dinero para comprar sus insumos básicos.
Hoy, el movimiento del dinero se complica mucho porque puede estar en muchos bancos o también puede estar en forma de efectivo. Todos sabemos ya que el dinero electrónico será el único que prevalecerá. El dinero llamado efectivo y las monedas tarde o temprano, esperemos que más temprano que tarde, van a dejar de usarse por muchas razones que la tecnología hoy deja de hacer válidas.
El futuro del dinero es completamente electrónico. Lo que existirá no es dinero sino cuentas. Cada persona tendrá su cuenta. Todo lo que reciban las personas llegara a sus cuentas. Todos los pagos que hagan las personas saldrán de sus cuentas y será dirigido a cuentas de otros.
En lugar de leyes y reglamentos, las cuentas van a manejarse por medio de algoritmos aprobados por la sociedad. Esta forma de organizar las cuentas nos permite que ese sistema central —un verdadero robot— será el único que “sepa” la cantidad de dinero que tiene cada persona física o cada empresa. Ese robot central interpretará los movimientos de las cuentas; aplicará algoritmos aprobados por la sociedad, así como hoy se aprueban leyes y reglamentos.
Aquí lo interesante es aceptar el hecho de que una vez que los algoritmos han sido aprobados por la sociedad por medio de asambleas y discusiones que pueden durar meses o semanas, estos van a ser aplicados en forma automática y sin discusión.
Teniendo el dinero de todas las personas físicas y Morales en un solo Banco Central Universal, podemos prescindir del concepto de impuesto.
El dinero de todos está en el mismo lugar, el mismo banco. El robot central sabe exactamente cuánto dinero tiene cada persona. El robot central ha sido educado por un algoritmo de acuerdo con el cual el robot debe colocar dinero en la cuenta de cualquier persona física que esté cerca de quedarse sin fondos. Este es el mecanismo de seguridad que la sociedad podrá aplicar para que ningún miembro se quede jamás con el estrés y el sufrimiento de carecer de dinero, por lo menos para comprar sus insumos de subsistencia.
Dentro de ese Banco Central Universal residirán cuentas para la administración de proyectos. Los proyectos harán pagos o compras a diferentes entidades. Aquí viene lo práctico de acabar con el sistema de impuestos. En vez de impuestos, los participantes de la sociedad habrán acordado que se les retire, en forma proporcional, lo necesario para el funcionamiento de los proyectos de beneficio colectivo.
Sí: el “detallito” consiste en que la contribución es proporcional al saldo de la cuenta. La contribución es sobre un saldo del cual nunca se le descontaron impuestos. Es importante tomar todos estos detalles en cuenta.
Contribución sobre el patrimonio en vez de impuesto sobre el ingreso. Contribuir es una manera diferente de llamar “pagar impuestos”. En ambos casos el resultado es el mismo y consiste en que la persona aporta parte de su dinero para que puedan realizarse obras de beneficio colectivo. Como no van a pagar impuestos las personas físicas o Morales, van a contribuir. Pero sólo van a contribuir cuando sea necesario; cuando obras aprobadas por la comunidad en forma democrática requieran recursos.
Es importante aceptar que todos debemos contribuir a las obras sociales o las actividades que son de beneficio colectivo directa o indirectamente. El pago de impuestos es una especie de juego. Los que participan en el juego son los contribuyentes y los que cobran los impuestos. Las leyes para el pago de los impuestos muchas veces tienen huecos a través de los cuales puede hacerse trampa. Las trampas se adoptan —incluso se pagan honorarios por encontrarlas— para evitar pagar impuestos. El contribuyente que no cumple o que utiliza subterfugios para dejar de cumplir acaba viviendo angustias, sabiendo que debe y que en cualquier momento se le puede descubrir la culpa. El sistema que estamos proponiendo acabaría con la posibilidad de angustia por parte del contribuyente y acabaría con la necesidad de tener a personas que se dediquen solamente a calcular lo que los demás deberían pagar para tratar de determinar si lo pagaron bien o no. Todas esas serían actividades innecesarias e inútiles. Lo importante es que siempre sería posible encontrar fondos suficientes para cualquier obra.
Y no sólo se trata de las obras sino también de las necesidades de personas que se quedan sin dinero. Se trata de personas que por alguna razón dejan de tener dinero para poder adquirir legalmente sus insumos básicos. En forma proporcional el sistema estará programado con algoritmos adecuados para deducir en forma proporcional de las cuentas de los que sí tienen suficiente o de sobra para transferir a las cuentas de los que se han quedado en una situación de estrés.
Esta manera de manejar estas cosas evitará que las personas se vuelven violentas y no confiables socialmente.
Este mecanismo de funcionamiento también hará innecesarias las acciones llamadas altruistas o de caridad.
El algoritmo del robot del banco único también puede programarse para que en forma inteligente pueda resolver todos los pedimentos de crédito.
De igual manera el sistema sabría quiénes son los socios participantes de alguna empresa y qué cantidad les corresponde en forma automática cuando esa empresa logra utilidades.
Muchos problemas que hoy están en manos de personas que pueden discutir a su favor, quedarían resueltos de una vez y para siempre a través de los mecanismos de algoritmos planificados. Estos tomarán las decisiones más justas y prácticas en el manejo de los recursos monetarios de todos.