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Tres estrellas
Aunque la anécdota principal es inverosímil, hay que reconocer que "Terror en Chernóbil" logra mantenernos al filo de la butaca. Un grupo de turistas decide ir de paseo a Prypiat, una ciudad cercana a Chérnobil. En Prypiat vivían las familias de los trabajadores de la planta nuclear, hasta que la famosa explosión nuclear obligó a sus pobladores a abandonar el lugar.
Tres parejas de paseantes contratan un tour para recorrer una ciudad abandonada por los peligrosos niveles de radiación. Allí se topan con una serie de eventos tenebrosos que les hacen suponer que Prypiat no está tan solitaria después de todo.
Y digo que la anécdota es inverosímil porque ¿a quién en su sano juicio se le ocurriría visitar una ciudad contaminada por la radiación? Por muy aventados que sean estos chavos, es un suicidio meterse a un lugar dañino para la salud sin llevar ningún tipo de protección especial. Además los personajes van realizando imprudencia tras imprudencia. Y en vez de tomar decisiones inteligentes para salvaguardar la vida, toman resoluciones tontas que los ponen en mayor peligro.
"Terror en Chernóbil" está fundamentada sobre una anécdota muy endeble. Sin embargo la película funciona en el aspecto dramático y juega con los efectos del miedo y la expectación. Al contrario de lo que la mayoría de las cintas de horror hacen hoy en día, aquí se apuesta más por la sugestión que por el efectismo. No hay grandes efectos digitales, ni monstruos saltando hacia la pantalla; en su lugar hay sombras, sonidos y alusiones que logran un efecto aterrador.
Resulta más aterrador lo que imaginamos que lo que vemos. Eso lo sabe el productor y escritor Oren Peli, quien también realizó la primera cinta de "Actividad paranormal". Muchos de los sustos se generan por elementos fuera de cuadro, con los cuales Peli vuelve a aplicar su capacidad para sugestionarnos.
"Terror en Chernóbil" es dirigida por el debutante Bradley Parker, especializado en efectos visuales. Aunque está muy lejos de ser una película brillante, por la ingenuidad de su guión, al menos se le agradece no incurrir en los errores formales en los que ha caído casi todo el cine de horror hollywoodense.
Lo mejor: consigue sugestionar al espectador insinuando más de lo que muestra.
Lo peor: la anécdota principal es inverosímil y el guión tiene muchas incongruencias.