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México (21 de enero).- La vida íntima de François Hollande, la historia política del Elíseo, y, en cierta medida, el mandato presidencial del jefe del Estado, tomaron un rumbo imprevisible durante los diez días que duró el estallido de un fabuloso escándalo erótico / sentimental que también es un revelador de las metamorfosis profundas que está sufriendo Francia.
Entre las 10 y las 12 de la noche del jueves día 9 comenzaron a circular por twitter unos rumores que nadie se atrevía a tomar en serio, por su gravedad inflamable. Comenzaba a descubrirse una historia escandalosa.
A primeras horas de la mañana del viernes día 10, los primeros quioscos que abrían comenzaron a vender el ya legendario número de la revista Closer cuya portada llevaba este título: «El amor secreto del presidente Hollande». El semanario consagraba seis páginas a las fotografías de las idas y venidas del presidente y la actriz Julie Gayet, entrando y saliendo de un apartamento situado en la rue du Cirque, a doscientos metros cortos del Elíseo, la residencia oficial del jefe del Estado.
Hollande reaccionó muy rápido, sin desmentir, lamentando la «intromisión» en su vida privada.
Durante doce horas largas, la bomba terminó dejando al descubierto un campo de minas íntimas y políticas.
El apartamento que la pareja Hollande – Gayet utilizó como nido de amor, durante muchos meses, estaba alquilado a un jubilado residente en el país vasco, por una actriz que ha estado casada y ha tenido relaciones amorosas con dos mafiosos corsos. El mismo fotógrafo que ya reveló la existencia de una hija escondida de Mitterrand, declaraba: «He tenido al presidente a tiro de mi objetivo de mi cámara en varias ocasiones». Detalle que dejó al descubierto inquietantes «lagunas» sobre la seguridad del jefe del Estado.
Entre el sábado 11 y el domingo 12 se descubre y confirma que Valérie Trierweiler, la compañera oficial del presidente, desde que Hollande abandonó a su esposa con sus cuatro hijos, había sido internada en un hospital parisino, tras sufrir una «crisis», un «ataque», al conocer con detalle las infidelidades del presidente.
Durante veinticuatro horas largas, terminaron aclarándose, provisionalmente, los contornos de la tragedia. Tras la publicación de Closer, Hollande y Trierweiler tuvieron una conversación «cara a cara». Confirmada la infidelidad, Trierweiler «se sintió mal». Y los médicos aconsejaron que fuese hospitalizada con extrema urgencia, para seguir una «cura de sueño».
Las explicaciones del presidente
El lunes día 13, Trierweiler comenzó a comunicar con algunos amigos, confidentes y familiares, que comenzaron a filtrar las escasas informaciones que la primera dama de Francia consideraba oportuno dar a conocer, en vísperas de la gran conferencia de prensa, la tercera de su mandato presidencial, del presidente Hollande.
¿Aclararía el jefe del Estado sus tribulaciones amorosas?
El martes día 14, Hollande tardó 50 minutos antes de responder a la primera pregunta: «¿Sigue siendo Valérie Trierweiler la primera dama de Francia?». Respuesta de Hollande: «Las cuestiones privadas se resuelven en privado». Segunda pregunta: «¿Cómo se encuentra Valérie Trierweiler?». Respuesta de Hollande: «Va bien». [Así contamos en directo la comparecencia del presidente galo]
Eso fue todo, en el terreno personal. En el terreno nacional, la gran rueda de prensa que coincidía con la conversión del Elíseo en escenario de vodevil erótico, tuvo otra revelación importante: Hollande anunció 65.000 millones de nuevos recortes. Francia cambiaba de rumbo político, entre esos dos gigantescos «escollos» de distinta naturaleza: las tribulaciones eróticos del jefe del Estado, anunciando recortes presupuestarios excepcionales, para intentar sacar a Francia de la crisis.
Entre el jueves 16 y el viernes 17 circularon dos rumores. Julie Gayet, la segunda amante, estaba embarazada. El rumor fue desmentido, un día más tarde. Valérie Trierweiler, la compañera oficial, deseaba instalarse en La Lanterne, uno de los grandes palacetes de Versalles, residencia de recreo de jefes de Estado y presidentes de la República, desde Luis XIV y Marie Antoinette.
El sábado 18 quedaba confirmado: Valérie Trierweiler se instalaba en La Laterne. El traslado se consumaría un día más tarde, el domingo 19, cuando Hollande pronunciaba un importante discurso en Tulle (Corréze), su feudo electoral, a la misma hora que su compañera era escoltada por los motoristas del jefe del Estado, desde el hospital hasta Versalles.
Comenzaba entonces un nuevo e inconcluso episodio, que debiera terminar cuando el presidente Hollande anuncie cuál es hoy la mujer de su vida. Durante más de veinte años, la feliz elegida fue Ségolène Royal, la madre de sus hijos, candidata a la presidencia en 2007, derrotada por Nicolas Sarkozy. A primeros del 2012, Hollande declaró que la mujer de su vida era Valérie Trierweiler. ¿Ha sustituido Julie Gayet a Trierweiler en el corazón del presidente?- (ABC)