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México (21 de enero).- Los estudiantes de bachillerato del país viven bajo la amenaza de la violencia, drogas, depresión y del sexo sin protección. Siete de cada diez ha sufrido algún tipo de violencia en el último año y 38% en escuelas públicas (y 22% en privadas) considera peligrosos los planteles, ya sea por la presencia de pandillas, venta de drogas o portación de armas de sus compañeros, de acuerdo con Rodolfo Tuirán, subsecretario de Educación Media Superior.
La mitad de los jóvenes ya probó el alcohol, 35% ya inició su vida sexual y más de la mitad se ha sentido triste, indicó.
“Cuando uno le pregunta a un joven a quién recurre cuando tiene algún problema como los que señalamos, sólo una proporción muy reducida recurre a la escuela, a las autoridades educativas, cuando la escuela tendría que ser el espacio privilegiado de sociabilización y aprendizaje”, dijo Rodolfo Tuirán luego de inaugurar el Seminario sobre Prevención de Conductas de Riesgo en Estudiantes de Media Superior.
“Como ustedes ya vieron, hay una percepción relativamente importante, 38 por ciento en las escuelas públicas y 22 por ciento en las escuelas particulares, sugieren (los estudiantes) que las escuelas son una suerte de espacio donde hay algún grado de peligrosidad”, afirmó Tuirán.
De hecho, 30 por ciento señaló que la venta de drogas está en su escuela y una proporción importante de los jóvenes se siente inseguro “en un ámbito en el que se debería de sentir muy seguro”: la escuela.
Siete de cada diez estudiantes se enfrentan con la violencia verbal, física y sicológica.
El gobierno federal reforzó el programa Construye T, que nació hace seis años, mediante el cual tratará de empoderar a los jóvenes, se les enseñarán habilidades socioemocionales, también habrá intervención integral para atender los diferentes tipos de riesgos y se crearán protocolos, y manuales de intervención para enfrentar la inseguridad y la violencia, además de capacitar a los profesores.
Una vez que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ya puso la lupa de en dónde están las conductas de riesgos entre los jóvenes de bachillerato, a partir del siguiente ciclo escolar se delimitará el eje de la intervención para reducir los riesgos de violencia, adicciones, depresión y embarazos en los adolescentes.
El rediseño del programa y su extensión a todos los planteles de bachillerato es urgente porque las cifras demostraron que la violencia también impacta de manera muy significativa en el aprendizaje y el rendimiento de los jóvenes, según afirmó la mitad de los directores de los planteles entrevistados por la Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educación Media Superior.
“Y hasta poner en riesgo el derecho a la educación de los propios jóvenes, al tener que abandonar la escuela con frecuencia motivados por este tipo de expresiones”, aseguró Tuirán.
Este tipo de conductas de riesgo en los jóvenes pueden generar incremento de delincuencia, adicciones, deserción escolar o embarazos, también impacta negativamente la economía del país, pues la reducción del crecimiento del PIB en América Latina y el Caribe es hasta en tres por ciento.
Rodolfo Tuirán indicó que para prevenir conductas de riesgo en la población estudiantil se implementarán estrategias de empoderamiento y acompañamiento que permitan reforzar el desarrollo integral de los estudiantes, además de fortalecer procesos de comunicación efectiva y sistemática entre docentes, directivos y padres de familia.
Al referirse al problema de consumo de tabaco, alcohol y drogas ilícitas, indicó que se trata de un importante problema de salud pública, tanto por lo que se refiere a los costos económicos y sociales que origina, como por la importancia que le confiere la educación pública.
Rodolfo Tuirán dijo que servirá a México conocer las experiencias de otros países en la prevención y atención de conductas de riesgo:
La idea del programa es permitir a México articular líneas de intervención sólidas, integrales y efectivas en la materia, afirmó el subsecretario de Educación Media Superior de la SEP.
Destacó que la SEP trabaja en cinco estrategias de intervención delimitadas que permitirán enfrentar conductas de riesgo en los estudiantes
Dichas estrategias son: 1) desarrollar habilidades socioemocionales; 2) proporcionar información y los medios idóneos para evitar conductas de riesgo; 3) desarrollar capacidades institucionales; 4) fortalecer redes de colaboración con organizaciones sociales y otros actores relevantes, y 5) generar información y conocimiento sobre conductas de riesgo y evaluación permanente de las intervenciones de política.
Señaló que el 38% de estudiantes de escuelas públicas y 22% de privadas creen que los planteles son peligrosos y refieren maltrato entre pares, agresiones, discriminación y ofensas verbales como los fenómenos más frecuentes.- (Excélsior)