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MEXICO, D.F., 10 de mayo.- De manera inédita, las causas indirectas provocaron el mayor número de muertes maternas en México durante el año pasado.
Es decir, por primera vez murieron más mujeres embarazadas por la complicación de una enfermedad, como cáncer, diabetes, cardiopatías, VIH o lupus, que por hemorragias, enfermedades hipertensivas del embarazo o abortos.
De las 925 mexicanas que murieron en el 2013, según los datos más recientes de la Dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud, 337 ya estaban enfermas, mientras que 209 fallecieron por enfermedad hipertensiva del embarazo y 139 a causa de una hemorragia. Las demás por sepsis, parto obstruido, aborto y otras causas obstétricas directas.
A nivel internacional, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocho de cada diez muertes son producidas por causas directas, como hemorragias intensas e infecciones, y sólo 20 por ciento por causas indirectas, entre las que se encuentran enfermedades que complican el embarazo o son agravadas por éste, como los padecimientos cardiovasculares, por ejemplo.
En nuestro país, sin embargo, el año pasado, el panorama fue completamente distinto, pues predominaron las muertes debidas a causas indirectas.
“En el 2013 la primera causa de muerte materna fueron las causas indirectas, es decir, muchas de esas mujeres tenían diabetes, hipertensión, problemas del corazón, padecimientos inmunológicos y hasta cáncer”, reveló Ricardo García Cavazos, director general adjunto de Salud Materna y Perinatal del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, de la Secretaría de Salud.
Frente a este escenario, explicó, deben hacerse intervenciones integrales durante la preconcepción y la etapa prenatal a fin de detectar factores de riesgo con mayor eficiencia y dar un seguimiento más estrecho a las mujeres para evitar complicaciones.
Destacó que entre las estrategias para la reducción de la mortalidad materna se encuentra justo la de protección de la mujer desde etapas tempranas, tomando en cuenta condiciones como desnutrición, nutrición subóptima, tabaquismo, enfermedades concomitantes como diabetes, sobrepeso, obesidad, hipertensión e hipotiroidismo, entre otras.
Los datos del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de defunciones maternas indican que el mayor número de muertes de mujeres durante el embarazo, parto o puerperio ocurrió entre los 20 y los 34 años de edad, donde se concentró 63 por ciento de los fallecimientos, es decir 583.
Sin embargo, también murieron 138 adolescentes de entre 15 y 19 años; 144 mujeres de 35 a 39 años; 49 de entre 40 y 44, así como seis menores de 15 años y cinco mayores de 44.
Respecto al periodo en el que ocurrió la defunción sobresale que 66 por ciento, es decir 569 muertes, se dieron durante los 42 días posteriores al parto, 58 durante éste, 224 en el embarazo y 74 de manera tardía.
En este contexto, el doctor García Cavazos reconoció que la meta comprometida por México ante Naciones Unidas de reducir en tres cuartas partes la razón de mortalidad materna para el próximo año se podría alcanzar hasta 2022, es decir, con ocho años de retraso.
El compromiso de nuestro país era llegar a una razón de mortalidad materna de 22 por cada cien mil nacidos vivos en 2015, sin embargo el año pasado se ubicó en 41.3 muertes.
Según las estimaciones de la propia Secretaría de Salud, en el 2018 apenas se estaría llegando a una razón de 30 fallecimientos por cada cien mil nacidos vivos.
De acuerdo con el Observatorio de Mortalidad Materna en México, los casos de muerte materna siguen siendo un ejemplo de la falta de acceso y calidad de la atención médica.
Tan es así que 60 por ciento de las mujeres que mueren por una causa materna estuvieron en contacto con los servicios de salud y tuvieron por lo menos una consulta de control prenatal. (Excélsior)