México (10 de marzo).- “Me lo debo como persona y como narrador. No me quiero morir con eso pendiente”, dijo Guillermo del Toro ante la posibilidad de regresar a filmar en México, tras recordar sus inicios como co-fundador de lo que fuera la Muestra de Cine Mexicano y después evolucionó al actual Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).

Aunque el creador del “Laberinto del fauno” aseguró que este anhelo no sucederá hasta que sus hijas tengan la mayoría de edad ante el temor de ser blanco de amargas experiencias como lo fue el secuestro de su padre en los años 90, destacó los logros que la industria mexicana del cine ha tenido, a diferencia de las precarias condiciones con las que él emprendió su faceta como productor, director y promotor de las producciones nacionales.

Del Toro, que hizo acto de presencia entre un remolino de fans y medios de comunicación en las instalaciones de Expo Guadalajara, rememoró a personajes claves del panorama cinéfilo que lo apoyaron incondicionalmente, como fue el caso de Arturo Ripstein que le dio oportunidad de trabajar con él en proyectos como “Mentiras piadosas”.

Guillermo alentó a los cineastas a no condicionar sus ideas y procesos creativos con el fin de conseguir apoyos para la realización de sus producciones, pues el también realizador de “Pacific Rim”, puntualizó que él “era el más raro de los cineastas, me interesaban puras historias raras”.

Añadió que cuando el FICG surgió hace 30 años, el cine mexicano no era visto como un proyecto que brindara prestigio a los apoyos ofertados desde las arcas del gobierno, por lo que se tuvo que impulsar la manera independiente de lograr la promoción y creación de sus propios medios, aunque los cineastas tuvieran que poner a vender los boletos de sus películas y al mismo tiempo ser quienes acomodaban los proyectores durante las muestras.

“El cine mexicano, hecho con medios y sin medios (económicos) provoca reacciones en el extranjero. Existimos, seguimos teniendo una voz. Estamos en un momento en el que el medio digital garantiza la supervivencia de la voz de quien quiera hablar de México (…) lo que hay que pelear son recursos fiscales, recursos en los que te puedas buscar la vida como cineasta”.

Siempre en la carcajada

Durante el encuentro con Talents Guadalajara, Guillermo del Toro dijo que contrario a lo que la gente cree, él es un gran seguidor de la comedia, pues a pesar de ser un amante del misterio y el terror, en su videoteca hogareña reina el género de la risa.

Tras confesarse un aficionado a los tacos y mantener un lenguaje florido, el tapatío dejó carta abierta a los nuevos talentos para que le compartan proyectos en los que él pueda apoyar dentro de sus posibilidades, recordando la labor de enseñanza que el animador jalisciense, Rigo Mora, tuvo con el creador del “Laberinto del fauno”.

Habrá “jaeger” mexicano

“Black María” será el nombre con el que Guillermo del Toro bautice a uno de sus próximos “jaegers”, cuando la secuela de “Pacific Rim” llegue a la cartelera nuevamente bajo su dirección, misma que ya se encuentra en proceso de realización. Agregó que “Black María” rendirá tributo a uno de los primeros estudios cinematográficos fundado por Thomas Alva Edison.

Además de emprender la segunda temporada de la serie “The Strain” junto a Joaquín Cosío, quien interpretará a un luchador retirado que regresa a la máscara para enfrentar a vampiros, Guillermo del Toro reveló que ya trabaja en su próxima novela literaria, “El niño en la caja de acero”, que posiblemente sea presentada en un año y medio.

Otro proyecto que también lo llevará a las salas es “Crimson Peak”, cinta a estrenarse en octubre en la que comparte una historia centrada en fantasmas góticos con tintes de misterio, y que tendrá como protagonistas a Mia Wasikowska, Tom Hiddleston y Charlie Hunnam.

Guillermo aseguró tener la intención de que la colección que tiene sobre monstruos y utilería que ha utilizado en sus películas emprendan una exposición itinerante que inicie en Los Ángeles y aterrice en México, además de adelantar que uno de sus sueños es convertir su casa —tras su muerte— en una especie de hospedaje artístico para becar a jóvenes creadores enfocados en la fantasía y el misterio. - (Agencias)