Ofrece Gobierno del Estado certidumbre jurídica a los ejidatarios de Tinum
Elena Martin1012 palabras
Mérida, Yuc., México, marzo de 2015.- Se trata de algo que parecía ya estar rezagado y almacenado en el baúl de los desaciertos sociales, pero de pronto, ese “algo” ha vuelto a hacer acto de presencia: la violencia brutal entre jóvenes de 14 a 25 años.
Normalmente se trata de varones, pero no sabemos lo que está sucediendo entre las niñas o qué tienen ellas que ver con las explosiones de violencia que se dan por eventos mínimos, sin importancia alguna, que sirven de chispa para encender tambores de frustración y sentimientos falsos de superioridad.
Ahora se graba todo y hay una grabación de video del acontecimiento. Es una fiesta en una casa del norte de la ciudad de Mérida. No hay información exacta sobre el tema pero circulan rumores de que se trata de Fulano A habiendo hecho cambio de luces a Fulano B para indicarle que iba en sentido contrario.
Fulano B entra a la fiesta muy molesto, muy disgustado porque, ¿cómo es posible que alguien rete a un semi-dios de la sociedad con un tema tan nimio como conducir en sentido contrario por una calle? Su molestia, su frustración, provocan que Fulano B fustigue a Fulano A una vez dentro de “la fiesta”.
El resultado es una salvaje golpiza que es compartida por otros contra el Fulano B o el A —para el caso, ya es irrelevante— y uno está hoy hospitalizado, en estado de coma; otra ha desaparecido; no se sabe en dónde está. Esta es la información que le ha llegado a quien esto escribe.
No se trata de una rencilla “sin importancia”, como dirían algunos. Decir eso es minimizar y lo hacen porque en el fundo “disfrutan” que se haya generado la violencia. En el interior de la conciencia de muchas personas de las llamadas de “sociedad” —cuando lo que se quiere expresar es que son de los que viven de sus empresas, usando a algunos como empleados— se da una frustración por violencia.
La terquedad engendra violencia; pero la terquedad es de dos vías. Es muy difícil hoy demostrar quién tiene la razón, aunque es fácil si los que participan se permiten un análisis honesto. Esto, por desgracia, no sucede: no se dan los análisis honestos. En cambio, se dan las explosiones de frustración en forma de violencia que se ciega y ya no sabe ver la diferencia entre castigar con golpes, y provocar mal físico hasta dejar al oponente cercano a la muerte; esto es lo que sucedió recientemente en la “fiesta de conocidos“.
La historia de esta “sociedad yucateca” registra un hecho de violencia sobresaliente en el que un humano varón falleció; fue empujado de un golpe fuerte por quien se sintió ofendido al escuchar piropos por su novia o pareja. Esa mujer no se convirtió en esposa del matón. El hecho se mantuvo con bajo perfil: “fue un accidente indeseable”.
No podríamos decir que los hechos de violencia ya sean “la norma” entre los societeros de Mérida, la de Yucatán; no, no sería un dato estadístico correcto. No es la norma; pero sí, las explosiones parecen haberse incrementado en frecuencia y en nivel de violencia ejercida. Esto, ¿es el resultado de “nueva sangre” inyectada a la “societé”? Podría ser, pero no hay suficiente dato para usar como evidencia.
Lo cierto al caso es que quien ejerció la violencia salió de un “hogar”, en donde quizás hay una madre, un padre, hermanos, hermanas, etc. ¿Qué está sucediendo dentro de ese hogar en que se ha engendrado a un monstruo como el que ha enviado a la sala de cuerpos en coma a su declarado —probablemente por él mismo y nadie más— “adversario”? ¿Cuántas “sorpresas” más saldrán de ese tipo de hogar y qué es lo que se está promoviendo en él?
Detrás de todo esto siempre vamos a encontrar lo que tiene que ver con lo que se debe promover en toda sociedad que está basada en el Modelo del Dinero: competencia a morir.
Se habla de ser “competitivo”, y esto se traduce con ser capaz de hacer que otros dejen de tener de qué vivir en tanto que el más competitivo lo logra. Es la sociedad de “Suma Cero” que se engendra en el Modelo del Dinero, al que estamos aferrados como sabandijas, creyendo que es “el único que puede funcionar”.
Esto lo dicen sobre todo los que tienen formación y tendencias de banqueros. Acumular, acumular y acumular más, sin importar que en el juego de “monopolio” en el que todos están bailando el danzón de la incertidumbre, la acumulación significa detener el flujo del “sagrado dinero”, impidiendo así que a grandes mayorías les pueda llegar lo que ya está producido con el esfuerzo de toda la especie humana.
Si no hacemos más flexibles nuestras actitudes hacia lo que puede realmente convertirse en un cambio favorable a toda la especie, vamos a continuar viviendo en una situación que solo conduce al sufrimiento —por incertidumbre existencial constante— entre los humanos.
No va a cambiar nada por elegir al líder A o al B; no; eso es falso.
Las cosas solo van a cambiar cuando todos en masa pongamos un “Hasta Aquí” a la estupidez que nos hemos dado y a la cual estamos tontamente afianzados, como si fuera la única alternativa que existe en el universo.
Ya, ¡liberémonos!