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México (14 de julio).- El año pasado, debido al impuesto a las bebidas saborizadas y a los alimentos chatarra, se recaudaron cerca de 32 mil millones de pesos; mientras que los primeros cinco meses del 2015 han reportado un ingreso de casi 15 mil millones de pesos.
Es por ello que el senador y presidente de la Comisión del Distrito Federal, Mario Delgado Carrillo, ha propuesto que estas ganancias sean utilizadas para combatir de manera eficiente la obesidad y las enfermedades que se relacionan con ella.
La propuesta surge porque a pesar de esta contribución por parte de los mexicanos, no ha habido desarrollo alguno que tenga que ver con una política pública certera que ayude a combatir el problema de origen.
Este tipo de bebidas tienen una relación cercana con las enfermedades cardiovasculares, el sobrepeso y la obesidad, factores que restan hasta diez años en el promedio de esperanza de vida. Hay 24, 100 muertes atribuibles al año por el consumo de este tipo de bebidas y México es el principal consumidor de refrescos en el mundo, lo que pone al país en una línea de alarma en materia de salud.
Es por cosas como la anterior que el senador ha insistido en que el gobierno debe garantizar que gran parte de lo recaudado sea canalizado a programas que mitiguen los daños causados por los niveles de obesidad y todo lo relacionado con las enfermedades cardiovasculares, principalmente en niños.
Aunque para ello, según un experto, se debe implementar una política integral; y desgraciadamente “parte de la estrategia nacional para la prevención y control del sobrepeso la obesidad y la diabetes”, que se anunció en octubre del 2013 bajo esta administración, “ha sido secuestrada por la industria”, principalmente en dos aspectos que serían fundamentales:
El etiquetado frontal y la regulación de la publicidad dirigida a niños. Así lo dijo para EL SEMANARIO, Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor y miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria quien también mencionó que esas regulaciones se han hecho bajo los criterios de la industria, por lo que no puede hacerse una política para luchar contra la obesidad y demás males en contubernio con la misma; debe hacerse con los institutos de salud y nutrición, libre de cualquier conflicto de interés y con bases científicas.
De lo contrario, como comenta el senador Delgado Carrillo, este impuesto no tendrá impacto alguno en la salud de los mexicanos, más allá de ser un instrumento recaudatorio.- (Agencias)