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México (26 de agosto).- El ‘lunch’ o luncheon -como originalmente era conocido- es una práctica alimenticia que se mantiene desde 1580 y, aunque al principio era sinónimo de alimentarse entre comidas -por lo que incluso comer pan con queso podría ser llamado luncheon-, con el tiempo fue convirtiéndose en una práctica más formal y normalmente la gente consumía un lunch como segunda comida del día después del desayuno y antes de la comida.
A inicios del siglo XIX el lunch se transformo en una especie de evento ‘casual’ que realizaban las mujeres para otras mujeres y posteriormente con la industrialización orillo a las personas a usarlo como medio idóneo para mantenerse alimentados -sin la necesidad de regresar a casa- durante las largas jornadas de trabajo en las fábricas.
Actualmente, existen múltiples variedades, formas y arreglos para preparar un lunch pero el principio básico es el mismo: un alimento fácil de consumir fuera de casa.
Uno de los retos de la nutrición moderna incluye la correcta alimentación en medio de una era de productos químicamente procesados; a su vez se busca remplazar el consumo de grasas y carbohidratos por hortalizas y proteína magra; aunado al poco tiempo que se tiene para prepararlos desde el hogar se presenta la dificultad para encontrar esta clase de productos en los puestos callejeros o las tiendas -bien sea por falta de existencia o porque el costo es excesivo- y constantemente se promueve una alimentación fuera de casa muy poco saludable.
Algunos buenos consejos para comenzar a comer mejor, aún cuando estás atrapado en la escuela o la oficina, son los siguientes:
¿Qué debe de contener un buen lunch box? La misma variedad de alimentos que contendría un plato del buen comer debe ser considerada para preparar un lunch nutritivo, en él deben de existir algo de proteínas, frutas, hortalizas, semillas y carbohidratos -reduciendo las grasas y los azucares al mínimo-.
Un error común es creer que los preparados incluidos aquí deben de ser los típicos alimentos para picar con cero valor nutrimental -como el gastado sandwich, las papas fritas y el jugo de cartón-. Muy por el contrario, éstos, deberían de poder saciar el hambre que mantiene una persona pues, aunque muchas cosas han cambiado, el lunch se mantiene como única comida entre varias horas que el cerebro pasará sin recibir alimento alguno y nos otorga las energías necesarias para continuar nuestra jornada, así que:
Imagen obtenida por: Tumblr Las verduras ¡sí son deliciosas! Y mientras más pronto aprendas a cocinarlas y combinarlas, mejor. Puede ser tan fácil como hacer unos taquitos de jicama -empleada como tortilla- con pepinos y zanahorias rallados -usados como el relleno- o puedes optar por saltear unas cuantas verduras con algo de aceite de coco o de aguacate, combinarlos con alguna legumbre o arroz… en fin, tu imaginación es el limite pero estos deben de constituir la mitad de tu plato. Cambia tus carbohidratos
Imagen obtenida por: Tumblr No todo en esta vida tiene que estar en medio de dos piezas de pan, el sandwich, las sincronizadas, los molletes… son todas buenas opciones de desayuno si lo que buscas es ser parte del 70% de la población mexicana con obesidad. Si por el contrario, intentas proteger la salud de tus órganos e intestinos, te recomendamos que elimines los almidones de tu dieta y que en cambio los sustituyas por carbohidratos buenos -básicamente todos los que se encuentran en las frutas y las verduras- o, si tienes trabajo para dejarlos tan abruptamente, intenta consumir productos integrales o pan negro y reduce las porciones. No abandones tu lado dulce
Imagen obtenida por: Tumblr Aún puedes comer cosas dulces -sí, además de la fruta- pero elige azucares con menos cantidad de fructuosa y en todo caso ¡mantente alejado de los productos empaquetados! Considera preparar emparedados de aros de manzana con crema de maní y nueces o moler almendras -hasta que lleguen a polvo-, agregarles miel de agave, coco rayado, cocoa y formar con esto unas trufas muy sanas. Siempre agrega algo de proteína
Imagen obtenida por: Tumblr Ya sean unos capacillos hechos de pepino y rellenos con algo de atún, cubitos de pollo a la plancha o brochetas de carne de soya con vegetales ¡Siempre agrega proteínas a tu lunch! Solo estas te quitaran el hambre realmente y sirven como hornos que queman toda la grasa de tu cuerpo, consumida con moderación, ayuda a mantener óptimos los niveles del funcionamiento cognitivo. Puedes optar por proteína de origen vegetal -que resulta mucho más sano- y agregar legumbres, frutos secos, soja, almendras, pistachos o avellanas.
Bebe mucha agua y evita los líquidos azucarados. Los jugos en tetrapack, los refrescos, leches con chocolate, agua de sabores y cuanto artilugio más exista en el mercado, deben quedar completamente vetados de tu lunch box ¿por qué? son terribles para ti. En realidad no hidratan tu cuerpo, contienen severas cantidades de azúcar y por lo tanto altos contenidos en fructuosa, sin contar los químicos agregados que desconocemos… Si tu lengua necesita volverse a acostumbrar a lo natural puedes intentar agregando trozos de fruta, menta o chia a cualquier botella y mejorar el sabor sin agregar azucares extras; también puedes dejar una bolsa de té de tu elección dentro para que impregne el agua de cierto sabor.- (Semanario)