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La medicina alopática ha quedado superada en lo que respecta al tratamiento de virus, bacterias y hongos en el humano. Los virus y las bacterias se descubren por cultivos, pero deben ser conocidos antes. El biomagnetismo médico tiene una forma no invasiva de localizar todas las especies conocidas de virus y bacterias y eliminarlas del organismo humano en forma definitiva en un tiempo que fluctúa entre 20 y 30 minutos.
Esto no es charlatenería, sino una realidad. Diariamente, sobre todo en México —pero cada día en más lugares del mundo— se están entrenando personas para entender y aplicar el Biomagnetismo Médico. Ha sido un método reconocido a nivel internacional que efectivamente da al traste con virus y bacterias que causan efectos patológicos en la sangre y otros órganos del cuerpo, tanto de humanos como de otros mamíferos.
El mecanismo es brillantemente sencillo. Los virus y las bacterias requieren un medio acídico o alcalino —respectivamente— para tener éxito en el hábitat que ocupan. Lo que el Biomagnetismo Médico hace es descubrir los canales internos dentro de los cuales se están alojando virus y bacterias. Una vez localizado el canal, se colocan imanes con las cargas combinadas según ya lo entienden los especialistas, para neutralizar la carga eléctrica de ese canal: al dejar de ser acídico o alcalino, los virus y las bacterias que lo ocupaban mueren. ¡Eso es todo!
No hay magia ni esoterismo: es un simple procedimiento físico.
Alguna persona ha sentenciado: ¡Yo no creo en los imanes! Y la triste sentencia lleva en sí la gran ignorancia del simple mecanismo que hemos tratado de exponer con la misma claridad que lo entendemos en este resumido escrito.
Esta ignorancia es por voluntad propia. La negación a entender una cuestión tan simple conduce a algunas personas al consumo —totalmente inútil y completamente dañino— de antibióticos. Se sabe hoy que el consumo de antibióticos es directamente proporcional, por ejemplo, a la incapacidad de asimilar la vitamina B12. De allí que, al no descubrir el problema, las personas que quedan seniles entre los 60 y 80 años —muriendo probablemente antes de lo que habría sido posible de no haber tomado los antibióticos— son consideradas como víctimas irremediables de la vejez o la herencia del Alzheimer’s.
Hoy, en diciembre de 2015 —y desde hace decenas de meses— esa ignorancia ya no se justifica.
Pero si esto le ha llegado a los oídos o a los ojos a través de la lectura, ¡no le haga caso inmediatamente! Documéntese: busque los pros y los contras; escuche opiniones de los que ya son expertos en el biomagnetismo médico y de los médicos alópatas que finalmente lo han comprendido.
Busque el nombre del doctor Goiz e infórmese. Esa sí que es responsabilidad del lector.