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Madrid (22 de enero).-
La crisis de los refugiados ha puesto a Europa en una encrucijada mientras Estados Unidos dio un paso al frente para buscar una solución a la situación en Siria, que podría traducirse en un freno a la llegada de miles de inmigrantes al viejo continente.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, sostuvieron este jueves una conversación telefónica para abordar la crisis de refugiados en Europa.
Obama expresó su apoyo al liderazgo de la canciller en la crisis de los refugiados, y discutió con ella su plan para organizar una Cumbre Global de Refugiados en los márgenes de la Asamblea General de la ONU el próximo septiembre.
Según un comunicado, el objetivo de la misma sería fijar nuevos y específicos compromisos “para ampliar las oportunidades para los refugiados en todo el mundo” y apoyar a los Estados que son los principales receptores.
“Ambos líderes se comprometieron a trabajar juntos en los próximos meses para ayudar a proteger y proveer de asistencia a los millones de personas cuyas vidas han dado un vuelco por la guerra”, agregó el comunicado.
Sin embargo, el tiempo para encontrar una solución comunitaria a la crisis de refugiados que vive el continente europeo se agota, según lo han expresado diferentes funcionarios de la Unión Europea.
“El tiempo para ese tipo de soluciones se nos agota”, declaró el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, entrevistado por el semanario Der Spiegel en su edición digital.
Según Schäuble, “a diferencia de la crisis de la eurozona, una parte de nuestros socios europeos cree no estar afectada por este problema”.
El ministro también habló de la decisión de Austria de establecer un límite de acogida de 37 mil 500 refugiados para 2016.
“Tuve que tomar aire al oír que esta decisión no se había acordado con nosotros (…) pero sabemos que las capacidades de los países de la UE no son infinitas”, afirmó.
“Todos hemos aceptado que Suecia haya introducido controles fronterizos y durante décadas fue uno de los países más abiertos a los inmigrantes”, señaló Schäuble.
Pese a todo, el titular de Finanzas insistió nuevamente en encontrar una solución comunitaria.
“Si fracasa el sistema Schengen, toda Europa se verá amenazada, política y económicamente”, alertó.
La aplicación de controles fronterizos temporales para frenar la oleada de refugiados en sus territorios, a falta de una respuesta europea a la crisis migratoria, es la solución que han defendido Dinamarca, Suecia y Alemania.
Por su parte, el primer ministro francés, Manuel Valls, consideró que la crisis de los refugiados es “la mayor amenaza de ruptura” de la Unión.
Mientras su homólogo holandés Mark Rutte fijó un plazo de “seis u ocho semanas” como límite para encontrar una solución al flujo de refugiados y salvar Schengen.
“El proyecto europeo podría morir, no en décadas o en años sino muy rápido si somos incapaces de responder a los desafíos de seguridad”, alertó Valls.