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México (15 de febrero).-
Rolando y Efrén, un guatemalteco de 22 años y un hondureño de 36, respectivamente, coincidieron en su tránsito hacia EU con el Papa que aboga por voltear hacia los más necesitados: los pobres, los marginados, los migrantes.
Proveniente de Tegucigalpa, donde dejó a su esposa y dos hijos de 14 y 16 años, Efrén lleva al cuello un escapulario con la imagen de San Judas Tadeo y una cruz de plástico que le regaló una mujer en Chiapas.
Cuando Francisco cruzó frente a él, sobre la avenida Central, Efrén lo alzó para que recibiera la bendición.
“Le pedí que tengamos todos buen viaje”, dice.
“Allá en Honduras, si las maras te ven con un rosario así, ya dicen que eres contrario”, explica.
Fue por esa razón que dejó su tierra e intenta llegar a Estados Unidos por tercera vez.
Antes del arribo del Papa a Ecatepec, los migrantes descansaban en las vías de la Avenida Central. Se animaron a verlo pese a la alta presencia policiaca.
Dicen llevar tres semanas de trayecto. Viajaron en tren por Medias Aguas, pasaron Coatzacoalcos y en Apizaco la Policía Federal los bajó.
Buscan alejarse del Golfo de México. Efrén evitará cruzar la frontera por Coahuila o Tamaulipas. Rolando contempla quedarse en México si halla un buen trabajo.
Se enteraron de la visita del Papa en un radio de pilas que el hondureño lleva consigo.
Saben también que el Pontífice ha llamado a voltear a las periferias y mirar a los que migran.
Rolando es más renuente a hablar. Mira de reojo y se mantiene alejado, desconfía. Dice que no tiene ningún familiar, ni en su pueblo de Guatemala ni en Estados Unidos.
“Yo crecí con unos tíos”afirma.
Dejó su pueblo porque lo más que podía ganar eran 60 quetzales al día, equivalente a 149 pesos mexicanos.
Después de que el pontífice pasó con su comitiva, Rolando responde que no le pidió nada a Francisco.
No reza ni se persigna, sin embargo, asegura ser creyente católico.
A pesar de que sabe que cada quien es libre de practicar la religión que guste, afirma: sólo hay un Dios.
Tras la algarabía por el pontífice, los dos centroamericanos vuelven a su realidad. Regresan a las vías.