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México (17 de marzo).- Con base en la teoría de la acción concertada, fueron acusados de ser copartícipes del homicidio de Luis Donaldo Colosio: Domiro García Reyes, Tranquilino Sánchez Venegas, Vicente Mayoral Valenzuela, Rodolfo Mayoral Esquer, Othón Cortés Vázquez y José Rodolfo Rivapalacio Tinajero.
En ningún caso el Ministerio Público Federal pudo acreditar su responsabilidad en el crimen y lograron sentencias absolutorias.
Vicente Mayoral falleció en enero de 2012, en la clínica 20 del IMSS en Tijuana, por complicaciones de diabetes. Su hijo, Rodolfo Mayoral, no pudo consolidar un negocio de lavado de autos en esa ciudad.
El general Domiro García Reyes, integrante del Estado Mayor Presidencial y encargado de la seguridad de Colosio Murrieta, también fue acusado de haber colaborado para abrirle paso a Aburto Martínez. Fue absuelto el 14 de abril de 1995.Hasta hace tres años trabajaba en la Secretaría de Seguridad Pública en Veracruz.
Fernando de la Sota Rodalléguez, ex comandante de la Policía Judicial del Distrito Federal, encargado del Grupo de Orden y Vallas para la gira de Colosio a Tijuana, fue detenido en febrero de 1995 por el delito de falsedad de declaraciones. Un mes después obtuvo su libertad bajo fianza, y fue absuelto de los cargos en agosto de 1996.
Héctor Javier Hernández Thomassiny, El Lentes, formó parte del Grupo de Orden y Vallas. Los primeros días de la investigación se consideró que podría ser el segundo tirador contra Colosio, porque su playera tenía manchas de sangre. Se acreditó que su tarea era abrirle paso al candidato, sin que lo hubiera logrado.
Mario Alberto Carrillo Cuevas, El Clavadista, un empleado de la delegación del PRI en Tijuana, supuestamente se tiró al paso de Colosio para permitir que Aburto disparara. No se comprobó su participación en el crimen.
Othón Cortés Vázquez fue torturado durante la gestión del fiscal Pablo Chapa Bezanilla, y acusado de haber disparado el segundo tiro contra el candidato. En primera instancia fue sentenciado a 50 años de prisión. Tras apelar de la condena, fue absuelto. Pasó dos años y medio en la prisión de máxima seguridad de Almoloya.
Cortés Vázquez sufrió lesiones auditivas por la tortura. Aunque pidió una reparación del daño al Estado, nunca obtuvo ninguna compensación, actualmente labora como vigilante en un parque de Tijuana.- (La Jornada)