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Brasilia (17 de abril).-
El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora
Dilma Rousseff, amenazada de perder el cargo por un juicio político, intensificaban las negociaciones con los partidos para evitar que este domingo avance el “impeachment”.
Rousseff y Lula, que han multiplicado su mensajes en las últimas 24 horas, volvieron a reiterar que hay un “golpe” en curso en Brasil para deponer a “una presidenta elegida democráticamente”.
En un acto celebrado junto al Estadio Mané Garrincha, en Brasilia, donde hay acampadas cientos de personas llegadas de todo Brasil para protestar contra el “impeachment”, Lula puntualizó que “va a luchar”.
“No nos vamos ni a matar, ni a exiliar, vamos a luchar”, dijo el expresidente, vestido de blanco y con una voz ronca por la que se disculpó, al explicar que está manteniendo duras negociaciones con los diputados para obtener su apoyo en la votación.
Lula, cuya popularidad y capital político se mantienen altos pese a las acusaciones de corrupción, indicó que las negociaciones con los diputados son “como la bolsa de valores, ahora sube y ahora baja”, en referencia a las variaciones sobre el número de parlamentarios que apoyan o rechazan el “impeachment”.
“Vamos a intentar convencer a los diputados que no podemos vivir en este país de golpe en golpe, si cada vez que la presidenta está mal en las encuestas tiene que ser cambiada, nadie duraría en la Presidencia”, sostuvo Lula.
Rousseff, quien también iba a participar en el acto en el campamento instalado por sus simpatizantes, canceló a última hora su presencia, ya que, según explicaron a Notimex fuentes de la Presidencia, la mandataria está involucrada en negociaciones de última hora.
El Partido de los Trabajadores (PT), en el gobierno desde 2003, busca salvar a Rousseff del “impeachment” por medio de pactos con diputados y gobernadores de estados del norte y noreste de Brasil, regiones consideradas feudo electoral del PT, donde tuvieron más impacto las políticas sociales de izquierda de los últimos años.
La mandataria, que envió un mensaje a la nación por medio de un video y publicó una columna en el diario Folha de Sao Paulo, aseguró que su eventual salida del Ejecutivo por juicio político supondría un “golpe”.
Asimismo, Rousseff anticipó que su sustituto, el vicepresidente Michel Temer, aplicaría recortes en el gasto social y en los derechos laborales.
En una guerra de acusaciones, Temer –acusado por Rousseff de liderar la “conspiración” para deponerla y asumir el poder- negó en redes sociales que vaya a reducir los programas sociales, y calificó de “mentiras rastreras” las palabras de la mandataria.
A 24 horas del inicio de la crucial votación, Brasil se prepara para una jornada política de alta tensión y de desenlace incierto.
Si bien los últimos días las encuestas de los periódicos brasileños daban una victoria a la oposición, en las últimas horas varios diputados cambiaron de bando y la votación estaría muy ajustada.
La oposición necesita al menos dos tercios de la cámara baja (342 de 513 votos) para que prospere el proceso de “impeachment” en el Congreso y sea enviado al Senado, fase crucial en la que Rousseff podría ser apartada del cargo por 180 días a partir de mayo próximo.
El centro político de Brasilia era un fortín, con patrullas policiales, helicópteros de la policía sobrevolando las áreas cercanas al Congreso y militares desplegados en lugares estratégicos, según constató el enviado de Notimex.
Los accesos a la explanada frente al Congreso fueron restringidos, ya que este domingo se espera que decenas de miles de personas a favor y contra el “impeachment” se reúnan frente a la sede del Legislativo para seguir la votación, que comenzará a partir de las 14:00 horas locales (18:00 GMT).